jueves, 30 de julio de 2020

Muy irregular




El libro empieza con el principal protagonista, Max Balkan, recorriendo las casas de sus amigos para recordarles que tienen que acudir al funeral del Blenholt. Conocemos así a los diferentes personajes: Max, alguien que sueña con ganar un millón con alguno de sus inventos, el último hacer zumo de cebolla y envasarlo para evitar las molestias que causa en la cocina su preparación; Munves, un etimologista aficionado que busca el origen de palabras bastante absurdas; Coblenz, borrachín que se dedica a apostar en las carreras y que, al final, es el único capaz de obtener algo de dinero. A estos hay que añadir los padres y la hermana de Max, su novia, un grupo de niños del edificio dispuestos s hacer todo tipo de travesuras, la portera, etc.
Un peculiar grupo humano que vive en el barrio de Williamsburg en 1935, barrio ocupado en gran parte por judíos de procedencia centroeuropea. Con estos mimbres Fuchs escribe una novela tremendamente irregular en la que junto a capítulos muy buenos, sobre todo aquellos en los que el protagonismo lo tiene la familia Balkan, hay otros que se leen pasando un poco por encima. No sé si tendrá algo que ver el hecho de que el autor era muy joven cuando escribió el libro, aunque no lo creo porque no era el primero que escribía ya que es el segundo de una trilogía dedicada a la comunidad judía de Brooklyn.
También es difícil seguir, a pesar del esfuerzo hecho por el traductor con sus notas, la mayoría de las muchas referencias que se hacen al cine y la música del momento.
Eso sí, tiene rasgos de sentido del humor, un buen reflejo de parte de ese mundo de gente bastante pobre y con un incierto futuro (no hay que olvidar que se está empezando a salir de la Gran Depresión), un capítulo magnífico dedicado a relatar el funeral y un fragmento final realmente espléndido en el que el autor deja una buena síntesis de sus ideas.
Reproduzco dos fragmentos para dejar constancia, por un lado, del tipo de lugar en el que se desarrolla la acción y, por otro, de la máxima aspiración del padre de Max, uno de los personajes mejor retratados en la novela:

“No quiero ser como los demás. Es sombrío, sucio, pequeño e incómodo. Este tipo de casa, los pisos oscuros y sucios, los vecindarios chabacanos con los cubos de basura, la gente chillando en los patios y los niños peleando en los pasillos.” (p. 207)

“(…) su irónica sabiduría le había enseñado mucho antes que en este mundo a menudo el placer es solo la negación del dolor. Cerrar los ojos y los oídos, enterrarse detrás de un periódico, supervisar las llamadas de teléfono, esconderse en el baño cuando se montaba escándalo en casa… eso era la comodidad y la alegría, solo eso. “(p. 212)

En resumen, un texto muy irregular que me resulta difícil recomendar como sí lo he hecho con otros de una editorial que está publicando libros realmente buenos y originales.

Daniel Fuchs, Tributo a Blenholt. Traducción Enrique Maldonado Roldán

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