lunes, 27 de julio de 2020

Magnífico descubrimiento




Con bastantes libros publicados ya en esta misma editorial, Anagrama, sin embargo se trata de un escritor desconocido para mí, un error que espero subsanar después de la lectura de esta magnífica novela.
El libro se divide en tres partes, tres historias o, si se prefiere, tres momentos de una larga historia.
En la primera parte el joven narrador cuenta algo que le sucedió a su abuela en 1941 cuando era joven y, como él insiste, aún no era su abuela. Estaba enamorada de un joven y se limitaba a verlo pasar delante de su casa y, eso sí, aprovechaba para frotarse contra el brazo de los sillones. Ese joven se llamaba Videla y antes de nacer él habían muerto Jorge y Rafael, los que hubieran sido sus hermanos mellizos. Se confiesa cada vez que se produce la masturbación y el confesor le impone penitencias crecientes, pero que siempre consisten en rezos de padrenuestros y ave marías.
En la segunda parte, se cuenta en tercera persona y minuciosamente la preparación de un atentado contra el presidente de Argentina que tendría lugar en Aeroparque, el aeropuerto para vuelos interiores que está dentro de la ciudad de Buenos Aires. El atentado es un hecho real.
En la tercera y última parte, un joven juega una partida de truco con su abuela y mantienen al mismo tiempo una conversación que va sacando a la luz hechos del pasado.
Esto por lo que se refiere al contenido de la novela, pero si ya son interesantes los temas, tanto o más lo es la forma en que Kohan lo cuenta. En las tres partes, la historia va avanzando paso a paso y a medida que lo hace se va intensificando la tensión y la necesidad del lector de saber hacia dónde se dirige. Además, hay elementos que se repiten de forma sistemática como los rezos en la primera, los manejos del material en la segunda y los distintos avatares de la partida en la tercera. Esto que podría despistar o romper la narración, creo que lo que hace es intensificar el interés y, sobre todo en la tercera, la emoción por saber. Hay que advertir, claro, que a quien no conozca el juego del truco –aquí, en Mallorca, se juega mucho bajo el nombre de truc, aunque yo lo desconozco totalmente-, se le puede atragantar algún momento, se trata simplemente de saltarse algunas líneas y seguir con la narración de hechos que hace la abuela.
Como dice Ricardo Baixeras, El Periódico, en el fragmento que la editorial reproduce en la contraportada: “Prosa hipnótica. Un escritor dueño de un universo literario y de un estilo propio; un escritor de incuestionable firmeza.”
Desde luego, un escritor que volverá a aparecer en el blog porque creo que merece la pena conocerlo más en profundidad.
Hay una reseña-entrevista de Leila Guerriero en elpais.com en el que habla de este libro y también de otro publicado al mismo tiempo en Argentina inspirado en su infancia.


Martín Kohan, Confesión.


No hay comentarios:

Publicar un comentario