viernes, 29 de septiembre de 2023

Otra buena escritora mexicana

 

En los últimos tiempos están apareciendo bastantes libros de escritoras mexicanas, generalmente bastante o muy jóvenes, que resultan muy atractivos tanto por los temas que tratan como, sobre todo, por cómo lo hacen. Son escritoras muy preocupadas por el uso del lenguaje y por reflejar con él a los distintos personajes. Sé que hay gente que habla de una cierta inflación de este tipo de literatura y muestran cierto cansancio. No es mi caso, y  en este blog se pueden encontrar varios comentarios de libros de alguna de estas autoras.

A esa lista hay que añadir a de la Cerda por este magnífico libro de relatos. Se recogen 13 en esta edición. Todos están  narrados en primera persona y todos tienen protagonista femenina aunque, eso sí, muy variada porque hay víctimas y victimarias. Así: una trabajadora en una maquiladora que es violada; una ladrona que termina asesinando a sus víctimas; una madre que mata a su hijo; una transexual; la hija de una narco haciendo su vida normal y hasta una bruja, por poner solo algunos ejemplos.

Esa idea de que haya varias victimarias lo explica muy bien la autora en una interesante entrevista con Jair Ortega publicada en gatopardo.com. En esta entrevista explica también cuál es el origen de los relatos y cómo de un núcleo inicial de cinco fueron creciendo hasta llegar a los trece del libro.

Sus mujeres protagonistas pertenecen en su inmensa mayoría a las clases populares y alguna hay también de clase alta; lo que no hay es ninguna representante de la clase media, una decisión que la autora explica porque estas ya suelen ser las principales protagonistas de las obras de ficción.

Como ya decía antes, uno de los principales aciertos del libro es la adaptación del lenguaje al personaje. Tanto se adapta que hay por ejemplo un relato, Dios no hizo el paro, protagonizado por una ladrona lumpen, que me ha costado muchísimo seguir y en el que hay párrafos de los que no he entendido prácticamente nada. Junto al lenguaje quisiera destacar la sensibilidad de la autora que se manifiesta en muchos momentos y protagonistas, pero que a mí me ha llegado sobre todo en el tratamiento de dos jóvenes madres de 13 y 14 años.

Hay, como no podía ser menos, bastante crítica social, política, cultural, etc. Un ejemplo en el que se hace muy explícita:

 

“El gobierno lo llamó “saneamiento del centro histórico”; la mera verdad es que nos querían correr por feos y pobres. Y uno, aunque pobre y de tez humilde, tiene derecho a la vivienda”. (p. 35)

 

Finalmente, y como es bastante habitual en libros de relatos, hay varios que se relacionan entre sí y alguno que se convierte en la continuación de otro anterior.

Un libro que me parece muy recomendable, salvo para los que estén ya cansados de este tipo de literatura, y una autora a la que habrá que seguir porque parece que ya está escribiendo una novela.

 

Dahlia de la Cerda, Perras de reserva.

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