lunes, 20 de mayo de 2024

En el campo de batalla



Grossman ha aparecido ya varias veces en el blog al comentar muy positivamente varios de sus libros y, sobre todo, esa maravilla que es Vida y destino, una de las grandes novelas del siglo pasado. Creo que, de alguna manera, el que ahora comento es una especie de antecedente de esa gran obra aunque, eso sí, muy lejos en intensidad y en calidad literaria.

Parece ser, por lo que se cuenta en el Epílogo, que Grossman escribió los diferentes capítulos para ser publicados por entregas y pienso que ahí está quizá la razón de que el libro no termine de encajar bien sus piezas.

En los 22 capítulos en que está dividido el texto se cuentan diferentes momentos y aspectos del combate en 1942 de las tropas soviéticas con las alemanas en la zona del este de Ucrania. Hay capítulos centrados en un enfrentamiento concreto, otros en algunos de los personajes del ejército soviético e incluso alguno en civiles que habitan la zona.

Hay pasajes que resultan especialmente interesantes como, por ejemplo: la descripción que hace de la ciudad durante un bombardeo aéreo o la dura descripción de lo que hacen los alemanes o, en otro orden de cosas, la crítica que hace un comisario al jefe del regimiento.

El libro está muy bien escrito, algo habitual en este magnífico escritor, pero le falta algo que no termino de saber muy bien qué puede ser y, desde luego, le sobran algunos fragmentos llenos de retórica populista como puede ser el siguiente:

“Grande es el pueblo cuyos hijos mueren sagradamente con sencillez y solemnidad, en los inconmensurables campos de batalla. De ellos saben el cielo y las estrellas, sus últimos suspiros los ha oído la tierra, sus hazañas las han visto el trigo y los árboles del camino. Reposan en la tierra, sobre ellos está el cielo, el sol, las nubes.”. (p. 159).

Es el menos interesante de los libros que he leído del autor, pero incluso así creo que merece la pena leerlo como ejemplo de literatura de guerra que, además, está escrita al mismo tiempo que se están produciendo los acontecimientos.

 

Vasili Grossman, El pueblo es inmortal. Traducción Amelia Pérez de Villar

 

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