“Dos relatos contra la guerra” es el título con el que se
publicaron por primera vez en 1920. Zweig, al igual que el Ferdinand
protagonista del primer relato, se había refugiado en Suiza huyendo durante la
Primera Guerra Mundial, pero, como afirma Patricio Pron en el Prólogo, no tenía
las mismas dudas que él ya que Zweig se oponía radicalmente a la guerra y,
sobre todo, como gran defensor de la humanidad, al sacrificio de los hombres
por la “patria”.
“Wondrak” es un relato inconcluso aunque creo que la idea
fundamental, el antibelicismo, queda bien recogida en lo que dejó escrito.
Los dos están escritos durante el tiempo de la guerra con el
estilo característico del autor y su cuidado uso del lenguaje. No obstante,
creo que en el primero los diálogos son a veces poco naturales y lo que buscan es
fundamentalmente dejar constancia de las ideas.
Reproduzco a continuación unos cuantos fragmentos. En el primero habla Ferdinand y se aprecia que, aunque no esté de acuerdo con la guerra, parece que no le quedará más remedio que acudir a la llamada a filas. En los otros tres es su mujer la que habla y deja de forma clara y rotunda su postura antibelicista que es la que siempre tuvo Zweig.
“(…) Solo conozco un deber que se llama ser un hombre y trabajar. No tengo más patria que la humanidad, ni me enorgullece matar personas, todo eso lo sé, Paula, lo veo tan claro como tú… Pero es que ellos ya se han apoderado de mí, me llaman y sé que, a pesar de todo, de cualquier cosa, acudiré” (Pág. 33)
“Se puede pertenecer a un pueblo, pero cuando los pueblos se vuelven locos, no hay por qué seguirlos” (P. 62)
“Uno no se puede rebajar a arrastrarse cuando es un hombre; ha de decir “no”, ese es el único deber de hoy y no el de dejarse llevar al matadero” (p. 65)
“Solo tiene que saber que es un hombre y querer seguir siéndolo, entonces esas palabras que lo rodean, con las que ahora se quiere cloroformizar a la gente, patria, deber, heroísmo, esas palabras se vuelven pura cháchara, charlatanería que apesta a sangre, a sangre humana caliente, viva. Sé sincero, ¿la patria te parece tan importante como tu vida? ¿aprecias más una provincia que cambia de monarca soberano que tu mano derecha, con la que pintas?” (p.37)
Dos textos interesantes en la mejor tradición de la
literatura contra las guerras y con el estilo característico del autor.
Recomendables.
Stefan Zweig, “Obligación impuesta” y Wondrak”.
Traducción Roberto Bravo de la Varga
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