jueves, 1 de enero de 2015

Magnífico inicio de 2015




 
Si bueno fue el final del año, tampoco está mal iniciar 2015 con este libro. Mujica hace mucho tiempo que me ha interesado como personaje. Hasta ahora solo le conocía por un par de documentales y ya me impresionaba su forma de entender las cosas. El libro no ha hecho sino reafirmarme en lo que pensaba.
El periodista que lo ha escrito ha utilizado una forma que me ha parecido muy original pues va entretejiendo el texto con sus apreciaciones y las del propio Mujica sin que estas aparezcan entrecomilladlas, aunque sí deben de ser literales.
Tiene una pequeña parte de biografía de infancia y juventud hasta llegar a su época de militancia en los tupamaros que abarca una parte sustancial del libro, y donde se van mezclando las informaciones del periodista con las valoraciones, aportaciones e interpretaciones del protagonista. A mí es la parte que me resulta más interesante ya que, como me pasa con los montoneros argentinos, los movimientos guerrilleros de los sesenta y setenta me parecen un tema apasionante.
Así pues, a lo largo del libro Mujica va desgranando muchos elementos de su forma de pensar entre los que destaco por haberme llamado especialmente la atención los siguientes: su verdadera pasión por la naturaleza hasta el punto de considerarse casi panteísta, la insistencia en la necesidad para la izquierda de aprender gestión (hay que tener en cuenta que el libro es de 1999, esto es, muy lejos aún de aspirar a la presidencia), sus críticas al Parlamento o mejor al trabajo, escaso, de los parlamentarios para el sueldo que cobran, su insistencia en que la acción de los tupamaros era defensiva ante lo que se venía cuando el periodista le presenta documentos que afirman otra cosa, y, sobre todo, su heterodoxia y su libertad de pensamiento.
Un libro, pues, muy recomendable para comprender a este político diferente en tantos aspectos. Solo un par de cosas no me han gustado de la edición: por un lado, al ser el sistema político uruguayo tan distinto del español, hubiera sido útil una mínima aclaración pues algunos de sus aspectos son difíciles de comprender y, por otra parte, la actualización que se hace para hablar de sus años de presidente son casi ilegibles por la cantidad de siglas e informaciones prolijas que, sin conocer el contexto, tampoco se comprenden. Obviamente ambas cosas, que podrían mejorarse en otra edición, no quitan interés ni valor al libro.
Dejo a continuación tres textos que reflejan de alguna manera esa heterodoxia mencionada:
 
“No estoy hablando de llegar a revoluciones socialistas, estoy hablando de tener un país un poco más decente. Que es previo a cualquier otra cosa”. (p.187)
 
“Me he dedicado a detectar algunos tipos, quizás una docena, que piensan en la derecha. Es que hay unos cuantos muy lúcidos. Y yo me dedico a seguirlos porque son tipos con los cuales aprendo”. (p.216)
 
 “Tenemos que inventar otros métodos para que la gente participe y empiece a construir. Hay que aventar la idea de que venga el partido que venga el gobierno va a instrumentar todo y va a darnos las soluciones. ¡La pindonga! La solución hay que ganarla. Si no cambia el hombre no cambia nada”. (p.221)
 
 
Miguel Ángel Campodónico, Mujica

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