lunes, 12 de agosto de 2019

Asturias y Buenos Aires unidos por una mujer




Ha dado la casualidad de que he leído este libro estando en Asturias, eso sí, en el oriente. El libro se desarrolla durante muchos momentos en el occidente asturiano, más en concreto, en la zona rural de Luarca.
En el libro se cuenta la interesante historia de la madre del autor que, nacida en Asturias, se marchará muy joven a Buenos Aires, pero aprovecha también para contar lo sucedido a otros miembros de su familia. Así, su abuela María, todo un carácter y personalidad; su abuelo José, el que peor parado sale por su egoísmo y el abandono de la familia yéndose primero a Cuba y luego a la Argentina (donde además apenas tuvo contacto con su hija Carmen, la mamá del protagonista); Marcial, el padre del autor, con una presencia bastante marginal; Consuelo y Marcelino, los tíos que acogen a Carmen a su llegada en parte por solidaridad, pero también para que les sirva como una criada, etc.
A varios los vemos primero en su Asturias natal y luego en Buenos Aires buscándose la vida y adaptándose al nuevo país; adaptación que llegará a ser total de tal forma que cuando Carmen vuelva un par de veces a España de visita nunca se planteará quedarse a pesar de la siguiente afirmación del autor:

“Once meses pasó en Madrid, y no hubo un solo día en el que no fantaseara con subirse al vagón y con dejarse llevar por valles y caminos de montaña hasta su paraíso personal de profunda miseria y feroces alegrías. Esa paradoja fue acaso el nudo de toda su existencia. Un cordón umbilical la unía a ese pueblucho de mala muerte donde malvivía, y jamás hubo lugar en el mundo que pudiera suplir lo que Almurfe significaba para ella." (p. 59)


Novela o autoficción con muchos momentos muy emotivos, tanto por las dificultades que encontraron los protagonistas a ambos lados del Atlántico, como por las relaciones de amores y desamores que tuvieron.
Fernández ha estructurado el libro de una forma magnífica encabezando cada uno de los diez capítulos con el nombre del protagonista en el que se va a centrar, pero siempre relacionándolo con el resto y con la historia en general.
Una de las grandes virtudes de la obra es lo bien que refleja el ambiente de Asturias en la primera mitad del siglo XX. Es interesante también la visión que da sobre el trato que daban algunos argentinos a los españoles que llegaban con una mano delante y otra detrás, pero también se refiere al trato que dieron, y dan, algunos españoles:

“No siempre fue así (se refiere al sentimiento de la madre de acompañar a los cabecitas negras que lloran la pérdida de Evita): los españoles desarrapados despreciaron a los “negros” del interior en cuanto pudieron hacer pie, y los españoles que se quedaron en la madre patria despreciaron  a los sudacas que osaban regresar en cuanto la economía europea rescató a España del quebranto. Todo es hijo del miedo, la estupidez humana también.” (p. 83)

Fernández aclara el sentido de la historia y las fuentes en las que se ha basado en el siguiente fragmento:

“No estoy contando la pura verdad, sino la verdad contaminada que mi madre narró a su psiquiatra, los monólogos que pude anotar en mi cuaderno, la tradición oral de mi familia y los recuerdos de mi infancia. Trozos descompuestos de verdad, reconstrucción periodística de la vida. Memoria fragmentaria de hechos novelescos y de sentimientos ambiguos; relato verídico de rotos, descosidos y remendados.” (p. 69)

Un libro que se lee con interés y que emociona por momentos, aunque también es cierto que pierde bastante cuando el autor habla de sí mismo y aparecen menos la madre y otros personajes; entonces el texto pierde fuerza e incluso podemos leer fragmentos que, como el que reproduzco, son de una retórica un tanto hueca:

“Volver a la patria de uno es dejar de ser un holograma y aceptar que somos personas nuevas de carne y hueso. Es reconstruir los vínculos desde la fotografía inofensiva de lo que fuimos y caminar despacio hacia la afilada y riesgosa verdad de lo que ahora somos. Es también reconocer que uno es, a la vez, el mismo de siempre y todo un extraño.” (p. 213)

En cualquier caso una lectura recomendable por lo entrañable (en mi caso es claro porque dos de mis "lugares en el mundo" son Asturias y Buenos Aires), y también por lo instructiva en unos tiempos como los actuales con tanto debate sobre los movimientos migratorios. Además, está muy bien escrito.

Jorge Fernández Díaz,  Mamá.




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