domingo, 15 de marzo de 2020

En el África recién independizada




No es la primera vez que me sucede leer un libro de memorias de alguien del que desconozco cualquier ejemplo de su obra. En otras ocasiones se trató de un verdadero descubrimiento, el escritor sueco Enquist ha sido el último caso que recuerdo pero ha habido más; lo mismo me acaba de suceder con esta escritora antillana.
Hasta ahora no sabía de la existencia de ningún libro de Condé;  he visto que sí hay otro publicado también por la misma editorial, Impedimenta, en el que recoge sus memorias de infancia y juventud.
El que ahora comento son sus memorias de los años 1957 a 1967 aproximadamente que se corresponden más o menos con su veintena que pasó casi en su totalidad en distintos países africanos. Como se sabe, por esas fechas se estaban produciendo las independencias de varios de ellos como son los casos de Guinea o Ghana. El hecho de desarrollarse en esos lugares y en esos momentos es lo que dota de mayor interés a lo que cuenta Condé. Además, se trata de una mujer muy valiente tanto por lo que hizo en su vida como por el hecho de que sea capaz de contar algunas cosas de forma bastante autocritica en muchas ocasiones. Así, la idea de que fue una mala madre (en esos años tuvo cuatro hijos de diferentes parejas) o la de que haberse callado cosas como menciona en el siguiente fragmento:

 “Pero en aquellos momentos me sentía terriblemente avergonzada. Me había encontrado cara a cara con el principal secuaz de un dictador (se refiiere a SékouTouré), y no había hecho más que mantener una conversación forzada e insulsa con él.” (p. 133)

Creo que el título del libro tiene mucho que ver con esa sinceridad.
También se muestra muy crítica con los gobernantes de varios de esos países sobre todo con ghanés Kwane Kruma y el ya citado Touré del que cuenta cosas como:

“Al parecer, cuando estaba de visita oficial en Brasil, SékouTouré se quedó prendado de la selva amazónica y, de regreso a Conakri, quiso recrearla en su finca, montañas y cóndores incluidos. Decenas de ornitólogos y jardineros se pusieron manos a la obra, trabajando día y noche, hasta lograrlo.”  (p. 131-132)

También critica muchos aspectos de la vida cotidiana de Senegal o incluso del racismo que vivió en París unos años antes. Quizá una de las imágenes más duras del libro es la descripción que hace de una clínica de maternidad en Conakri. Estas críticas tienen mayor valor porque las hace alguien que se considera de izquierdas, seguidora de Frantz Fanon y con muy buena relación con, por ejemplo, líderes como Amílcar Cabral o Agostinho Neto.
Por lo dicho hasta aquí podría parecer que estamos ante  un libro principalmente político y no es así. Condé relata muchos episodios de su vida; sus amores, sus amistades, sus dificultades en los diferentes trabajos y sus primeros pinitos en la escritura.
Además, hay muchas referencias a obras suyas en las que incluye episodios y personajes que acaba de mencionar; referencias que, obviamente, me he perdido al desconocer su literatura. También hay bastantes a otros autores africanos de los que solo he reconocido a Achebe del que sí he leído varios libros.
El libro está magníficamente escrito y Condé tiene una gran fuerza como narradora y, ni que decir tiene, como superviviente en esa época y en esos lugares. Muy recomendable porque, además, se desarrolla en unos momentos históricos de los que hay poca información en este tipo de formato.
Espero que pronto traduzcan alguna de sus novelas porque creo que es una autora a tener en cuenta. He oído que en el año 2018, en el que no hubo concesión oficial del Premio Nobel,  le dieron el Premio Nobel alternativo.
Hay una buena reseña de Jaime G.Mora en abc.es y otra de Luis Alemany en elcultural.com.


Maryse Condé, La vida sin maquillaje. Traducción Martha Asunción Alonso.


No hay comentarios:

Publicar un comentario