miércoles, 27 de agosto de 2014

Otro buen escritor argelino


 
Solo conozco tres escritores argelinos: Sansal, Khadra (que está entre mis autores favoritos) y este Boudjedra, pero los tres comparten varias cosas: una historia personal políticamente comprometida bien con la independencia bien con el régimen que surgió tras ella, un alejamiento posterior con exilio incluido, un rechazo por el fundamentalismo islámico y escribir en francés la mayor parte de su obra.
Ese compromiso político hace que también los tres traten en sus novelas la compleja y dura historia de su país natal. En el caso que me ocupa el eje de la obra es, precisamente, el recuerdo de episodios de la guerra contra Francia y, en un segundo plano, sucesos ocurridos en 1988 con el fundamentalismo como protagonista. Todo ello desde un punto de vista crítica, tanto con los franceses, como con los argelinos, con sus luchas internas por el poder, los asesinatos de miembros del maquis (comunistas, cristianos, etc.), la rapiña,…
Partiendo de la anécdota de un viaje en avión entre Argel y Constantina en el que el protagonista se encuentra con un amigo de siempre, poco a poco se van reproduciendo momentos de la historia compartida. Momentos familiares y momentos de la participación de ambos en la guerra.
La novela está escrita con gran lirismo, sensualidad y, desde luego, dureza cuando habla del conflicto sin ahorrar escenas muy crudas. Además, están muy bien separados los planos familiares, con solo breves apuntes pero muy significativos y bien traídos a la narración para ayudar a comprender situaciones, y los momentos personales de duda y participación en la lucha.
Espléndida novela de un autor del que, a pesar de los premios recibidos, hay muy poco traducido.
 
Rachid Boudjedra, Los campos de chumberas

 

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