martes, 4 de octubre de 2016

Una relectura provechosa




Releo después de muchísimos años, el libro se publicó en 1989, este sugerente, interesante y por momentos apasionante estudio de Marvin Harris. Este antropólogo ya apareció en el blog en la serie de mis autores favoritos. En su día leí la mayor parte de sus libros traducidos porque, además de lo ya  apuntado sobre sus virtudes, resultan muy entretenidos y ofrecen interpretaciones curiosas y originales sobre muchos aspectos de la vida.
En este caso, tal y como se deduce de su título, el autor se centra en uno de sus temas preferidos: de dónde vienen muchos de los “extraños” comportamientos que existen sobre la comida, por qué hay determinados tabúes y, al contrario, por qué lo que es un tabú en un lugar es objeto de consumo masivo en otro.
Resumiendo mucho y recogiendo lo que en su día dijo el sociólogo Enrique Gil Calvo:

“Como siempre, Harris, defiende su funcionalismo ecológico en abierta controversia polémica con las interpretaciones idealistas: no comemos aquello que pensamos que es bueno, sino que pensamos que es bueno aquello que nos vemos obligados a comer.” (El País, 25 de junio de 1989)

Ahí está un poco la clave de sus interpretaciones, en un funcionalismo ecológico que completa con la relación coste-beneficios y la teoría de la caza/recolección óptima.
Con estos presupuestos analiza el ansia de carne en algunas sociedades (tomando la estadounidense como ejemplo);  el rechazo de la vaca, el cerdo o el caballo, en otras; las causas de la presencia de la leche (por cierto muy minoritaria a nivel mundial) o  de su ausencia en la alimentación; los “bichitos” que se comen en unos lugares y producen asco en otros; y hasta la antropofagia. Para cada caso encuentra diferentes motivos plenamente racionales y justificados, es decir, al margen de cualquier influencia religiosa o, mejor dicho, pensando que lo que ha hecho la religión en muchos casos es la justificación de los comportamientos  previos.
No olvida Harris tampoco el factor humano como cuando hablando del tema de las vacas en la India afirma:

“Naturalmente, desde el punto de vista de la ganadería moderna, sería mucho más eficaz alimentar adecuadamente a un menor número de vacas y librarse de los ejemplares subalimentados. Pero también hay otro punto de vista: librarse de las vacas excedentes e inútiles equivale a librarse de los campesinos excedentes e inútiles. Disponer al menos de una vaca por demacrada que esté, da al campesino pobre un punto de apoyo adicional sobre sus tierras, salvándole posiblemente de las garras de los prestamistas y de verse obligado de unirse al éxodo de las familias sin tierra que no tienen otro lugar donde ir excepto las calles de Calcuta.” (p. 65-66)

Asimismo, se muestra muy crítico con ciertos idealistas (y en el fondo con nuestra sociedad):

“Son incapaces de comprender (se refiere a estudiosos que encuentran abominable la noción de antropofagia) que el verdadero enigma es que nosotros, que vivimos en una sociedad que perfecciona constantemente el arte de producir cadáveres en masa en los campos de batalla, pensemos que a los hombres se les puede matar pero no comer.” (p.257)

Un libro como decía antes muy interesante y que sintetiza y completa lo que ya había escrito en otros trabajos anteriores. Aunque cualquier texto de Harris es muy recomendable, creo que en este se encuentran los suficientes elementos de análisis para que resulte quizá el más recomendable, al menos de los que yo he leído.



Marvin Harris, Bueno para comer

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