lunes, 5 de marzo de 2018

Interesante aunque irregular novela


Me gusta leer novelas escritas por gentes de otros continentes porque sus historias suelen ser diferentes y sus personajes ofrecen matices y contrastes en sus comportamientos con lo habitual en nuestras latitudes. Últimamente se publican bastantes libros de esa procedencia aunque suelen tener una pega: muchos están escritos en inglés porque sus autores han vivido, estudiado e incluso están ya establecidos en Gran Bretaña sobre todo o en Estados Unidos. El caso de la autora de esta novela no es una excepción pues aunque nacida en Pakistán vive entre Londres y Karachi, pero se graduó en Escritura Creativa en Estados Unidos. (Hago un inciso: siempre tengo cierto miedo cuando leo libros escritos por gente que ha hecho cursos o talleres de escritura creativa). En todo caso, sí cumple con algo de lo que afirmaba antes sobre los temas y personajes en este tipo de autores.
La novela está dividida en cuatro partes bien diferenciadas tanto espacial como cronológicamente. 
La primera, la más breve, transcurre durante el 9 de agosto de 1945 en la ciudad de Nagasaki durante el lanzamiento de la bomba atómica. Allí conoceremos a Hiroko, la principal protagonista de la historia. 
La segunda se sitúa en la ciudad india de Delhi en 1947 en los momentos previos a la independencia. A medida que iba leyendo me entró por un momento la tentación de abandonar el libro. Me parecía una forma de contar la historia un tanto antigua, tanto por algunas construcciones como por algunas reacciones de los personajes. Un ejemplo de lo primero podría ser el siguiente fragmento:

“Mientras ambas se apartaban de la reunión, James observó desde lejos y vio cómo la luz rielaba en el collar tachonado de esmeraldas de su esposa; cuando él se la había abrochado la primera vez, el mundo estaba tan resplandeciente de amor que, en comparación, las gemas verdes de habían parecido apagadas.” (p. 76)

No obstante, como el tema me interesaba decidí continuar y acerté, porque en la parte siguiente todo cambió de repente, de tal manera que he llegado a dudar de si realmente la autora no habrá querido escribir lo que sucedía en 1947 como si hubiera sido escrito en ese año. 
La tercera parte se desarrolla en Pakistán en los años 1982 y 1983. Es junto con la primera lo mejor de la novela. Todos los protagonistas están en ella: la citada Hiroko, su esposo pakistaní y el hijo de ambos así como los miembros de la familia Burton que son los que comparten la historia con los citados.
La cuarta parte vuelve a ser un poco inferior porque prima demasiado la acción de forma que hay momentos en que parece realmente una película. Sucede entre 2011 y 2002 y comparten escenario Nueva York y Afganistán.
A lo largo de todo el libro asistimos a los avatares felices y desgraciados de una serie de personajes que están en general bastante bien perfilados y que resultan en su mayoría bastante verosímiles. Además, Shamsie ha cuidado muy bien el contexto histórico que es un elemento fundamental en la novela porque explica muchas de las cosas que les suceden a los protagonistas y muchos de sus comportamientos. Es interesante también por las situaciones que plantea sobre los grupos étnicos en Afganistán y Pakistán. 
En determinados momentos de la obra aprovecha también para hacer algunas críticas sobre todo a los Estados Unidos por el lanzamiento de la bomba atómica en Nagasaki y por su política en Asia, pero no olvida criticar también otros comportamientos como el que recojo en el siguiente fragmento:

“A nadie se le escapaba que la “islamización” era un instrumento político propio de dictadores, pero aun así, la gente permitía que le cambiara la vida.” (p. 195)

 Una novela interesante y entretenida aunque demasiado irregular en su interés y en su escritura algo raro porque se trata nada menos que de la quinta publicada por esta escritora nacida en 1981. Hay que advertir que está publicada en inglés en 2009 y traducida en 2011.
Hay una buena reseña de J. Salavert en downunder-literatura.blogspot.com.

Kamila Shamsie, Sombras quemadas. Traducción Victoria Malet y Caspar Hodgkinson.

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