miércoles, 23 de octubre de 2019

Las redes sociales



El título y el subtítulo son muy expresivos de lo que va un libro cuya frase final, un tanto descorazonadora, es:

“Y estas infraestructuras de poder centralizado, persistente y oscuro no están diseñadas para ayudarnos a gestionar esa crisis. Están diseñadas para gestionarnos a nosotros durante la crisis. No nos van a servir para hacer frente al poder. Las herramientas del poder nunca sirven para desmantelarlo.” (p 290)

La autora, que demuestra un conocimiento muy preciso y en profundidad de los temas que aborda en el libro, lo ha dividido en los siguientes siete apartados: Adicción, Infraestructuras, Vigilancia, Algoritmo, Revolución, El modelo de negocio y Manipulación. Los enunciados son lo suficientemente expresivos para saber de qué trata en cada uno.
Hay libros, y este es uno de ellos, que leo a pesar de que hay partes que soy incapaz de seguir por mi desconocimiento de lo más básico. En este caso, al llegar por edad, 70, muy tarde a la informática y a Internet, desconozco incluso la jerga que se utiliza, por lo que me cuesta muchas veces seguir los razonamientos y entender los porqués de lo que me cuenta Peirano. No obstante, con que solo haya sido capaz de captar un 10% de sus informaciones, me resulta suficiente para quedarme profundamente preocupado no por mi futuro, que también, sino sobre todo por el futuro de gentes como mi hijo. 
Si de este libro se puede extraer una conclusión bien podría ser esta: se han creado los medios para una descentralización del poder y de la información, para una mayor democratización de la sociedad a partir de la participación de los ciudadanos y, sin embargo, estamos asistiendo a la acumulación y centralización de ese poder en unas cuantas empresas que, además, se están unificando y fusionando cada vez más. Esto es, al final, el resultado está siendo el contrario del que desearíamos.
Dejo algunos fragmentos en los que se pone esto de manifiesto:

“Pronto será imposible comprar tecnologías que no escuchen lo que hacemos en nuestra casa, vehículo, oficina, todo lo que ocurre a su alrededor y envíen toda clase de datos a las mismas cinco compañías.” (p. 103)

 “Hoy, Palantir es conocido como el Departamento de Precrimen de Trump, porque su tecnología predictiva es utilizada por la policía para detectar “zonas de calor” donde podría estallar la violencia. También detecta grupos o personas “de interés”, que hayan asistido a manifestaciones, participado en huelgas, tengan amigos en Greenpace, usen tecnologías de encriptación o hayan apoyado a otros activistas en redes sociales.” (p. 122)

En ambos casos vemos el grado de control que ya es posible obtener. Además:

“Esta es la banalidad del mal de nuestro tiempo: los mejores cerebros de nuestra generación están buscando maneras de que hagas más likes. Y no es verdad que estemos libres de culpa. Todo empezó porque queríamos salvar el mundo, sin movernos del sofá.” (p. 54)

Cuando la autora habla de manipulación no se centra solo en lo que sucede en las redes sociales, aunque es a lo que dedica más espacio, sino que se refiere también a otros casos. Reproduzco el siguiente fragmento por la actualidad que tiene para lo que pasa estos días por aquí:

“Durante el ataque, los grandes medios cubrieron a los pocos violentos, y abandonaron a los miles de manifestantes pacíficos que habían sido brutalmente apaleados sin motivo.” (p. 178) (Se refiere a lo sucedido en Génova, Italia, en 2001. En 2012 unos policías “fueron encontrados culpables de brutalidad policial y falsificación de pruebas.”)

Un libro así merece un comentario más detallado de alguien que conozca bien estos temas que, como ya he dicho, no es mi caso. No he encontrado ninguna crítica interesante, pero sí dos buenas entrevistas con la autora: la de Manuel Ángel Méndez en elconfidencial.com y la de Pablo Romero en publico.es.
Además de los aspectos más importantes que se tratan en el libro, a mí me han llamado también la atención otros que son un tanto colaterales. Así: al fin me he enterado de qué es eso de la nube; he descubierto la existencia y funcionamiento del “sistema de crédito social” chino; he tenido una versión y visión distinta de lo ocurrido en Seattle y Génova y he conocido mejor la relación de Goebbels con la radio, entre otras muchas cosas interesantes.
Un libro de lectura muy recomendable a pesar del miedo que pueda infundir y de las pesadillas que pueda provocar.
He echado en falta  un apartado específico dedicado a la bibliografía porque creo que es insuficiente con lo que se cita en las notas.

Marta Peirano, El enemigo conoce el sistema. Manipulación de ideas, personas e influencias después de la economía de la atención.

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