martes, 16 de febrero de 2021

Demasiado irregular



Una advertencia previa: No soy lector habitual de Diarios. He leído varios de los que se han publicado de prisioneros y prisioneras en los campos de concentración o de exterminio y, que ahora recuerde, alguna parte de los de Manuel Azaña. Es un género que no me llama especialmente la atención.

Claro, otra cosa es si se trata de los Diarios de uno de mis autores favoritos. De hecho, siendo también poco aficionado a la lectura de libros que recojan la correspondencia entre gente famosa, también leí hace tiempo el de la correspondencia entre Stefan Zweig y Joseph Roth por las mismas razones por las que he leído estos Diarios.

En esta edición se recogen escritos de distintas épocas: los de octubre de 1931 escritos en Salzburgo; las notas de un viaje a Nueva York de 1935; uno breve de 1935 de un viaje de París a Londres; el más extenso del libro que recoge la parte brasileña de un viaje a Brasil y Argentina de 1936; un diario de la Segunda Guerra Mundial de 1939 y, finalmente, el cuaderno de guerra de 1940.

Un periodo de nueve años que solo ocupan 134 páginas de un libro en formato pequeño. Esto significa que Zweig o no era muy aficionado a este tipo de escritos, o que tampoco tenía mucho tiempo para dedicárselo a un diario.

En general, no me ha resultado demasiado interesante su lectura, exceptuando la parte dedicada a Brasil o el Cuaderno de guerra final. El problema es que, como pasa con lo escrito en 1931, es una mera enumeración de actividades: gente que le visita, obras de teatro a la que acude, etc o, en el caso de Nueva York, es una descripción de la ciudad que podría hacer cualquier turista. Sin embargo, incluso en esas partes va dejando algunas cosas que son interesantes. Así, estas dos  reflexiones que resultan premonitorias: 

“Europa solo volverá a ser digna de habitarse cuando se unifique, permitiendo la libertad de movimientos dentro de su espacio común”. (p. 16) 

 “La Historia muestra cómo los recortes salariales que afligen a amplios sectores de la sociedad terminan por soliviantar al conjunto del país; cómo se genera, finalmente, un mayor descontento entre aquellos que se oponen al gobierno”. (p. 19) (Sobre el auge de los nazis)

Esta otra que no deja de ser curiosa:

“Dos horas en España todavía son más intensas que un año en Inglaterra, sobre todo ahora que los cañones ocupan la ciudad”. (p. 71) (Agosto 1936 en una escala en Vigo)

O estas otras que muestran ya el camino por el que está transitando y que le llevará al trágico final:

“Ya he preparado cierta “botellita” previendo que pudiera suceder cualquier cosa: por ejemplo, que los alemanes ocuparan Inglaterra si interviniera Italia o Francia capitulase”. (p. 121)

 “Jamás me he sido tan pesimista ni me he visto tan desesperanzado: doy por perdida la guerra”. (p. 131) (escrito en junio de 1940)

También son interesantes para un seguidor del escritor algunas cosas que se pueden descubrir leyendo estos diarios como son: el hecho de que escriba dictando, algo que me parece que debía de ser bastante habitual en su época, luego lo revisaba y pasaba a la redacción definitiva; su poca aptitud para la vida social que aparece en diferentes momentos y que sorprende al ser un personaje tan popular en su día y del que yo no hubiera pensado que era así, o el hecho de que, por lo que se ve, siempre estaba escribiendo varios libros al mismo tiempo, coincidiendo, por ejemplo,  su autobiografía con la biografía de Balzac o los artículos para incluir en sus Momentos estelares de la humanidad.

Para terminar un par de cosas sobre esta edición. Tiene una magnífica presentación y un extenso conjunto de notas, 298,  que ayudan a conocer a muchos personajes que se mencionan en el texto. Además, y creo que es la primera vez que lo veo, están los nombres de los que han hecho la corrección de pruebas. Desgraciadamente aquí tengo que dejar una crítica: además de un par de erratas sin importancia, se han deslizado faltas de ortografía como “reuno”, prometéico” o “prosáico”.

En definitiva, un texto muy irregular que, eso sí, es recomendable para los seguidores de este gran escritor porque, obviamente, está muy bien escrito y se puede descubrir alguna cosa interesante.

 

Stefan Zweig, Diarios (1931-1940). Traducción Ediciones 98 S.L.

 

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