lunes, 15 de agosto de 2022

Algo más que memorias

Con este autor me está sucediendo lo mismo que me pasó hace unos años con  John Fante, otro gran autor norteamericano, y es que en muy poco tiempo estoy leyendo todo lo que se ha traducido de él. Como me pasa con otros autores, esta lectura la hago de forma totalmente desordenada y así el que hoy comento es el último libro de memorias que ha escrito hasta ahora y, sin embargo, es el primero que leo, si bien es verdad que es también el primero que se ha traducido. Eso sí, ya tengo encargado el primero que dedicó a este tema.

En este libro combina muy bien la autobiografía con la biografía de su padre tanto en lo personal como, sobre todo, en su faceta de escritor. Un padre muy peculiar con el que tenía una relación complicada; algunos ejemplos: “Papá nunca hizo que nos sintiéramos bienvenidos y le traía sin cuidado la presencia de nietos”. (p. 36) “Papá tenía poco tacto y ningún sentido de la diplomacia, pero era capaz de entablar conversación con cualquiera”. (p.40) “Ningún miembro de su familia asistió al oficio”. (p 40) (Se refiere al que se hizo en la funeraria tras su muerte). “Partir maderos era la única actividad que puedo atestiguar que mi padre realizara al aire libre…”. (p. 80) “Años más tarde papá recordó con cariño que Billy, el defensor fue la última película que vimos juntos. No tuve ánimos para decirle que fue la única”. (p. 85) “El problema surgía cuando alguien no compartía la fascinación de papá consigo mismo. La única percepción correcta de cualquier situación era la suya”. (p 112)

Y así podría seguir reproduciendo frases en la misma línea. Pero ese padre, a los treinta y seis años hizo algo poco habitual como fue dejar un buen y productivo trabajo para encerrarse a escribir libros de ciencia ficción por un lado y, sobre todo, de pornografía. Escribirlos y lograr publicarlos hasta llegar incluso, después de muchos años, a escribir de forma personalizada según el gusto y las necesidades del cliente.

Offutt nos cuenta esta faceta de su padre a partir sobre todo de la mitad del libro. El padre muere en 2013 y deja en herencia a Chris: un escritorio, un rifle y ochocientos kilos de porno. A partir de ese momento nuestro autor se pone la tarea de revisar y ordenar todo ese material, labor en la que va descubriendo aspectos inéditos de su padre que ahora no descubriré.

Esa muerte pone al descubierto, si es que se puede decir así, la existencia de la madre, alguien que estuvo toda su vida detrás y al lado de su marido, de hecho era quien pasaba a máquina los manuscritos. Dice Offutt “Jamás los oí discutir, ni siquiera discrepar”. (p.88) Eso sí, tras su muerte apareció una nueva persona.

A Chris la lectura del material heredado le mostró cómo era realmente su padre porque además de los libros, tanto escritos por él como los que acumuló de otros, había miles y miles de cartas que se cruzó con otros escritores y con clientes. A partir de este material nos pone en contacto con una realidad que incluso él desconocía.

El libro es una especia de tributo, pues como él mismo afirma: “No echo de menos a mi padre, pero sin el forcejeo con sus grilletes el mundo es aterrador e inmenso. He perdido una especie de propósito, una razón para demostrar quién soy”. (p. 182)

Offutt no solo escribe muy bien, sino que es capaz de transmitir sus sentimientos y sensaciones con decisión y claridad. Como dice Michael Chabon en el fragmento que la editorial reproduce en la contraportada: “Capaz de transmitir la realidad más dura sin inmutarse, la prosa de Chris Offutt es una de las mejores de la actualidad…”. Poco más puedo añadir. Solo recomendar la lectura de cualquiera de los libros del autor. Yo tengo la suerte de que aún me quedan tres por conocer.

 

Chris Offutt, Mi padre el pornógrafo. Traducción Ce Santiago.

 

 

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