sábado, 1 de julio de 2023

Cada vez es más difícil vivir en las ciudades



Después de su magnífica La España de las piscinas, Dioni se atreve ya con la ciudad en general demostrando que estamos ante un estudioso del tema que se ha convertido ya en algo más que un periodista que lo trata; estamos ante un verdadero sociólogo con la ventaja de que escribe de forma clara y ágil como el buen periodista que es.

El enunciado de algunos capítulos da una idea precisa de cuál es el tema del libro: Privatización, Financiarización, Turistificación, Gentrificación, Rentismo o Desarrollismo son términos que aparecen en los títulos de la primera parte del libro. En la segunda, Un Singapur en el Támesis, Los detroits del turismo o Queremos un Calatrava, muestran también de forma explícita que ahora se trata de ver algunos ejemplos concretos.

El autor demuestra que se ha documentado bien para escribir el libro y deja constancia de ello en la bibliografía que aparece al final con el buen criterio de que está comentada y no solo enumerada. Esta es una práctica  muy poco habitual, pero muy útil para el lector interesado en los diferentes temas.

Con lo dicho sobre los capítulos creo que queda claro el contenido del libro. Un libro en el que el autor es muy crítico con lo que está sucediendo gracias a la política neoliberal que se ha implantado en España desde hace tiempo. De hecho el neoliberalismo está presente en cada página y algo muy interesante además es cómo el autor lo enfrenta al liberalismo en diversos momentos como, por ejemplo, en el siguiente fragmento que reproduzco de forma extensa porque aporta informaciones relevantes:

 

El problema del Partido Inmobiliario no es su comité central, en el que conviven fondos de inversión, grandes fortunas y órdenes religiosas, sino su base, la enorme militancia de la que, quizá involuntariamente, formamos parte millones de personas. En España, la vivienda constituye de momento la principal forma de ahorro y transmisión de riqueza entre generaciones. En el franquismo, la vivienda en propiedad pasó del 20 al 70%. Es nuestra hucha. De ahí, el éxito de los discursos sobre la desaparición de los impuestos sobre las herencias, uno de los principales legados del liberalismo clásico. Estamos en una sociedad de propietarios. Es muy complicado pinchar la burbuja de los fondos sin romper la hucha de millones de personas.” (p. 89-90)

 

Una crítica que abarca diferentes aspectos. Así:

 

Todo tiende a lo grande. Macrogranjas, megahuertos, solares, macrourbanizaciones, macroeventos, megacruceros, megafestivales, megaricos, superfondos, superliga,… Por abajo, todo se reduce: minijobs, minipisos, microcréditos para microempresas, salario mínimo. Desigualdad. Este es el modelo.” (p. 163)

 

“Ni un centímetro de costa sin urbanización. Ni un monte sin coto de caza. Ni un humedal sin campo de golf o regadío. Ni una plaza sin terraza. La materia prima de España es España. Hasta que se agote.” (p. 164)

 

Dioni no utiliza en exceso los datos, imagino que por aquello de que los árboles a veces no dejan ver el bosque, pero sí los suficientes para que el lector entienda bien el proceso que se está produciendo. Así, por ejemplo, da el número de viviendas propiedad de los fondos (de inversión, pensiones, etc.) en varias ciudades y el dato, increíble, de lo que pagan por esa propiedad en Oslo que es prácticamente nada. Desde otro punto de vista, me ha resultado muy curiosa, y aleccionadora, la historia del origen y desarrollo del juego del Monopoly.

Hay un capítulo en la segunda parte, Queremos un Calatrava, en el que menciona la cantidad de proyectos urbanísticos fracasados que son una buena muestra de cómo está funcionado el urbanismo en nuestro país.

En algunos momentos el libro no es fácil de seguir si no se conoce bien la ciudad de la que escribe. Por ejemplo, los desarrollos que explica de Málaga o Baltimore, entre otros, me han resultado complicados, pero tampoco es necesario seguir todo perfectamente.

Volviendo al neoliberalismo que, como decía, impregna todo el texto, hay una frase que me parece que resume muy bien su papel:

 

“En el neoliberalismo, las administraciones públicas tienen un papel muy activo, ya que deben garantizar las condiciones para la redistribución de la riqueza hacia arriba.” (p .240)

 

Finalmente, en el siguiente fragmento afirma algo que llevo años, de hecho desde que llegué a Mallorca hace casi 40 años, diciendo y discutiendo:

 

“El concepto turismo de calidad está dentro de una visión que recicla las ideas del darwinismo social: hay gente válida y gente que no lo es, gente creativa que aporta valor añadido y una enorme masa de mediocres a los que no queremos aquí. Entre ellos, suelen estar los residentes.” (p. 308)

 

Darwinismo que utiliza gente de todo el arco político e ideológico. Evidentemente sé que es un tema que no se puede despachar con una línea, pero también sé que es muy fácil defender el turismo de calidad y contraponerlo al de, por ejemplo, Magalluf, pero entre el blanco y el negro hay un amplio abanico de grises.

En fin, un magnífico libro, muy bien escrito y con muchos elementos para el debate. Como siempre me pasa con este tipo de análisis, al final  resultan un tanto descorazonadores porque no se ve que exista ni conciencia de lo que sucede ni muchas ganas de cambiarlo. Y, peor aún, cuando algo se inicia, como es el caso de la Barcelona de Colau (que el autor por cierto menciona de forma favorable), se ponen en marcha todos los resortes del sistema para acabar con ello.

Hay una interesante entrevista de Olivia Carballar con el autor en lamarea.com

 

Jorge Dioni López. El malestar de las ciudades.

 

 

 

 

 

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