miércoles, 19 de julio de 2023

Feliz descubrimiento


Titulo así esta entrada porque no sé cómo pudo pasar, pero lo cierto es que a pesar de haber sido reeditado varias veces, la última en fecha tan cercana como en el año 2021, desconocía la existencia de este libro de un autor que está en la sección del blog que dedico a mis autores favoritos; un escritor que me parece uno de los grandes en lengua castellana de los últimos treinta años.

Este es el tercer libro que publicó, en 1992, y quizá por eso no le presté tanta atención en su momento. Sea por lo que sea lo importante es haber podido leerlo porque, además, se trata de una magnífica novela,

La narradora, Ana, le cuenta a su hijo, aunque la impresión es que en el fondo se lo está contando a ella misma, los principales momentos de cómo fue la vida de la familia en la inmediata posguerra. Una familia cuyos miembros estaban entre los perdedores y que vivía en un pequeño pueblo de Valencia. Los problemas de su marido, Tomás, y del hermano de este, Antonio, uno de los personajes claves de la novela por la evolución que va a experimentar con el paso del tiempo. Ambos habían combatido en el bando republicano.

Ahora bien, no es ni mucho menos una historia sobre la guerra civil. Es una historia sobre comportamientos humanos en un ambiente de miseria, física y moral, y hambre.

Chirbes logra transmitir todo un conjunto de sensaciones a lo largo de sus escasas 136 páginas, que en realidad son poco más de 100, gracias a un trabajo de depuración del lenguaje y de las frases que le tuvo que llevar su tiempo porque no sobra nada, pero, sobre todo, no falta nada. En sus cortos capítulos de apenas dos o tres páginas es capaz de reflejar el ambiente y las reacciones de los personajes con una precisión realmente impresionante. En fin, que ya desde el principio demostraba ser el gran escritor que siempre fue.

El siguiente fragmento lo leí varias veces porque me parece un buen resumen de su forma de escribir y, además, porque tiene un final que me parece de una belleza extraordinaria.

 

“Cada noche me preguntaba si es que los demás no se daban cuenta de que la miseria no nos dejaba querernos. Era como vivir entre ciegos. Una tarde, cogí a tu hermana y me la llevé al cine. Ni siquiera sabía qué película pasaban aquel día. Sólo quería vengarme de los otros. No me importó que los vecinos me viesen entrar. Al final de la función, me incorporé como todo el mundo y se me hizo un nudo en la garganta cuando tuve que cantar el Cara al sol con el brazo en alto. Por la noche, en casa, tu padre, que ya se había enterado, me besó, me acarició el pelo. Entonces sentí que aquella lucha desesperada por la supervivencia era la forma de amor que nos habían dejado”. (p. 50-51)

 

Decir que es un libro muy recomendable es decir poco. Cualquier libro de Chirbes lo es y este me parece especialmente bueno.

 

Rafael Chirbes, La buena letra

 

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