lunes, 6 de enero de 2025

Buen descubrimiento

 

Es la primera novela de la autora y es también la ganadora del Premio Lumen de Novela de 2024. Una autora que habiendo nacido en Bielorrussia se trasladó con su familia a Buenos Aires cuando tenía diez años y que se ha dedicado sobre todo a la poesía de la que ha publicado varios libros. Esta dedicación se nota bastante a lo largo de toda la novela y es para mí, junto con la gran sensibilidad en el trato de los personajes, uno de los aspectos que la distinguen y que hacen tan atractiva su lectura.

La narradora es una niña que nació cerca de la central de Chernóbil el mismo año del accidente, hecho que está presente a lo largo de todo el texto. El libro está dividido en tres partes. En la primera cuenta los principales momentos de su infancia. En la segunda se centra en las conversaciones con su abuela. En la tercera, vista más desde el presente, incluye su llegada a Buenos Aires y los problemas a los que se tuvo que enfrentar en el colegio. Las tres están compuestas a base de capítulos cortos o muy cortos que en algún caso adoptan casi la forma de un cuento.

Todo contado con un lenguaje muy claro y adecuado a cada momento y personaje, con gran sensibilidad y sin perder la oportunidad de realizar ciertas críticas a cómo se trató el tema del accidente.

Creo que no hay mejor resumen de qué tipo de libro es que estas palabras de la miembro del jurado Clara Obligado:

“Es un libro que, como todos los buenos libros, plantea una serie de contradicciones que me gustaría enumerar. Es luminoso, pero habla de tiempos oscuros. Es sencillo para mostrar la complejidad del mundo que nos toca vivir. Es tierno en su dureza. Habla de la pérdida de un país y de la recuperación de otro. De lo que significa crecer y también envejecer. Es fácil de leer, pero se queda dentro de nosotros, repicando. Es una novela, pero en ella laten también la poesía y el cuento. Es un descubrimiento, una sorpresa, pero es también una apuesta segura”.

A mí me ha resultado una lectura muy gratificante y he pasado un buen rato con ella.

Hay una interesante entrevista con la autora de Inés Busquets en agenciapacourondo.com.ar

 

Natalia Litvinova, Luciérnaga

 

domingo, 5 de enero de 2025

Sobre arte y fotoperiodismo

 


Este es el número 9 ya de la magnífica colección que está editando la Revista 5W con diálogos entre periodistas. En ella han participado ya desde Ramón Lobo a Martín Caparrós, pasando por Leila Guerriero y Miquel Ayestaran, es decir, prácticamente todos o la inmensa mayoría de los mejores reporteros y cronistas de la actualidad.

Los que conversan en este libro no solo son totalmente desconocidos para mí, sino que incluso, en el caso de Abril, desconozco el tipo de trabajo artístico que hace, lo que es un lástima porque eso me lleva a no entender más de una de sus, seguro que interesantes, reflexiones.

En el libro dialogan sobre el uso de la fotografía para contar el mundo, sobre la necesidad de cambiar la mirada: de las víctimas a las estructuras de poder, sobre diferentes experiencias viajeras, sobre fronteras, migraciones o misoginia y, en el último capítulo, para mí el más interesante, sobre la importancia de la historia, del tema, la idea, el concepto.

Aunque el libro es poco extenso, apenas 140 páginas, hay muchas reflexiones interesantes, muchas experiencias vividas, muchas ilusiones puestas en sus diferentes trabajos y también momentos para la autocrítica como se puede apreciar, por ejemplo, en el siguiente fragmento:

“¿Qué podemos hacer para cambiar las cosas? En Sonda planteamos prestar atención al periodismo de soluciones, que creo que a veces se malinterpreta como si se tratara de proponer soluciones, cuando de lo que trata es de dar más cobertura a las cosas que sí funcionan. Nos centramos siempre en lo malo, en lo que no funciona: en la crisis, en la catástrofe, en la víctima… Tiene lógica que lo hagamos, pero hay cosas que funcionan y hay que visibilizarlas para que se conozcan. Hay científicos, universidades, organizaciones, equipos de investigación, desarrollando proyectos que pueden aportar soluciones a problemáticas concretas, y creo que debemos prestarles atención”. (p. 46)

Por lo que antes comentaba, me entero más de las cosas que cuenta Palacios, aunque tampoco soy un gran seguidor del fotoperiodismo y no suelo prestar demasiada atención a las imágenes. Eso sí, me identifico totalmente con la siguiente afirmación de Abril:

“Yo sí me siento saturada. No puedo consumir más información dramática en mi vida”. (p. 56)

En fin, un texto que merece la pena leer, sobre todo si se es aficionado al periodismo en cualquiera de sus formatos.

Hay una breve pero útil reseña de Emma García en photolari.com

 

Laia Abril y Santi Palacios, Leer las imágenes.

 

viernes, 3 de enero de 2025

Novelón, por momentos

 

Esta es una de esas novelas que me dejan sentimientos encontrados. Empecé disfrutando mucho con su lectura, me recordaba por su estilo y temas a Douglas Kennedy, otro escritor estadounidense del que he leído todo lo traducido y que me gusta mucho, pero hacia la parte central del libro hubo momentos en que dudé si debía seguir leyéndolo, se me caía de las manos, me estaba dejando de interesar la historia. Seguí y no me he arrepentido porque poco a poco la historia retoma su rumbo y vuelve a sus mejores momentos.

En la novela se van alternando dos tiempos distintos. Por un lado, mediados de los años setenta cuando el protagonista, Fielding, es un veinteañero enamorado de Sarah quien muere en un atentado terrorista junto con dos exiliados de Chile tras el golpe de estado de Pinochet. Por otra parte, unos años después, sigue el protagonismo del mismo Fielding, pero ahora con otra relación y dedicado a la política buscando convertirse en congresista, pero, eso sí, perseguido por el recuerdo de Sarah.

Es una buena historia. Trata aspectos interesantes de la política estadounidense, también alguna referencia al Chile de Allende, hay una relación apasionada entre los protagonistas, hay buenos personajes secundarios, la novela está bien escrita y sus diálogos resultan bastante creíbles, y, sin embargo, creo que le falta, o le sobra, algo. El libro tiene 524 páginas que, lógicamente, dan para mucho, pero al mismo tiempo son siempre un riesgo porque es muy difícil mantener el interés y la intensidad durante tanto tiempo. Al menos es lo que me ha pasado a mí.

No obstante, creo que se trata de una buena novela que la mayoría de los lectores pueden disfrutar en su totalidad.

En este sentido hay una buena reseña, muy favorable a la novela, de Koldo en unlibroaldia.blogspot.com.

La novela fue llevada al cine en 2000 en una película que vi ayer y que no solo no recomiendo sino que creo que es mejor no verla.

 

Scott Spencer, Despertar a los muertos. Traducción Ce Santiago.

 

 

miércoles, 1 de enero de 2025

Sobre las dictaduras

 


Me gusta leer textos de Applebaum, de hecho este es el tercer libro que leo,  porque me dan una perspectiva diferente. Es columnista de The Washington Post y colaboradora de The New York Review of Books, pero sobre todo es una liberal conservadora miembro del partido Republicano de las pocas que quedan muy críticas con Trump.

En este libro se recogen cinco artículos que escribió para diferentes medios que ha retocado y ampliado para esta edición. Aunque en general son interesantes quedan muy lejos del interés del libro El ocaso de la democracia que comenté en el blog hace varios años. Seguramente el problema es que les falta un planteamiento más coherente y una visión más amplia, pues aunque hay alguna alusión a Arabia Saudita y a Trump, la inmensa mayoría de los ejemplos se refieren a países gobernados por la izquierda en sus diferentes formas (incluso cundo aparece Putin lo hace, de alguna manera, como representante de alguna forma de izquierda).

Así, por ejemplo, al hablar de cleptocracia y corrupción se centra en Venezuela y Zimbabue, que la tienen y mucha; o en el capítulo titulado El control del relato se mencionan varios medios de comunicación como Telesur, RT, Press TV, etc. que, curiosamente, como en el caso de la corrupción pertenecen a este tipo de países.

Siguiendo con este segundo ejemplo, reproduzco un fragmento muy interesante:

“(…) las campañas de desprestigio dan resultado. Cuando un aparato estatal combina el ministerio fiscal, los juzgados, la policía, los medios de comunicación bajo su control y las redes sociales para incriminar falsamente a una persona -para contar un determinado relato sobre su vida e ideas, acusarla de traición, fraude o delito y, a veces, detenerla o torturarla por esas falsas acusaciones-, (…)” (p. 149)

Evidentemente creo que está muy claro que esto se está utilizando en países que no son de los que la autora considera autocracias. Desde luego en nuestro país tenemos más de un ejemplo.

Del primer ejemplo también es una buena representación este fragmento:

“Las acusaciones de corrupción contra los disidentes también desvían la atención de la corrupción del partido gobernante. Cuando el régimen venezolano (…)” (p. 153)

No obstante, a pesar de esta desviación de la crítica hacia uno solo de los bandos en los que se está produciendo la deriva hacia la autocracia, el libro no deja de tener interés porque, además, la autora es muy clara a la hora de escribir y no llega a las 200 páginas, es decir, que además de clara es concreta, lo que se agradece.

 

Anne Applebaum, Autocracia S.A. Los dictadores que quieren gobernar el mundo. Traducción Rosa Pérez.