Empiezo a estar un poco agobiado y hasta algo estragado por un tipo
de lecturas. En enero he comentado en el blog los libros de Steven Forti y de
Joaquim Bosch que tratan también sobre la extrema derecha y el peligro que
supone para el mantenimiento de los sistemas democráticos en muchos países. El
que ahora comento también va sobre el mismo tema desde un enfoque en parte al
menos algo diferente.
Camargo es profesora de la UIB y, además, fue diputada y portavoz
en el Parlament de les Illes Balears. Su especialidad es la sociolingüística y
el análisis del discurso, por lo que es alguien muy adecuado para hablar de los
discursos que pone en marcha la extrema derecha. Ahora bien, en el libro no
habla solo del discurso, sino que hace un análisis más completo incluyendo los
aspectos ideológicos y las medidas que proponen en unos lugares y que están
poniendo ya en práctica allí donde gobiernan.
El libro está dividido en cinco capítulos.
En el primero se centra en los aspectos más teóricos sobre el
análisis crítico del discurso. En el segundo hace un breve recorrido por lo
que fue el discurso del fascismo histórico para ver lo que ha cambiado hoy y
también lo que permanece. El tercero ya está centrado más en nuestro tiempo y
en los orígenes de los discursos, en aquellos acontecimientos históricos, 11M,
COVID o crisis 2008, que han sido momentos de auge. El cuarto está centrado en
cómo se trasladan los discursos a través de las redes sociales
fundamentalmente. Finalmente, en el quinto, el más extenso, ya describe
pormenorizadamente y analiza ese discurso,
Como se puede apreciar, se tratan todos los temas que hacen referencia a la extrema derecha -o extrema derecha 2.0 como prefiere llamarla Forti-, aunque se da prioridad al análisis de los elementos de su discurso, un discurso que está muy bien resumido en el siguiente fragmento:
“El trumpismo discursivo es, como todo discurso político, un texto construido con una finalidad propagandística, pero se trata en este caso de una modalidad definida por Jason Stanley como “propaganda autoritaria”, en la que sus rasgos más sobresalientes son la mentira, el socavamiento de la razonabilidad, el efecto de exclusión y la erosión de la empatía.” (p. 232)
Me parece también interesante reproducir el párrafo que Camargo dedica a lo que habría que hacer ante el dominio que ya tienen estos sectores en las redes sociales:
“Urge, por último, tomar medidas serias y de rápida aplicación
no solo para garantizar una mayor transparencia en cuanto a las fuentes de
información que circulan en redes y plataformas, frenando la proliferación de
bulos y pseudoinformación, sino para impedir la violación de la intimidad, el
capitalismo de la vigilancia y la extracción indiscriminada de datos personales
con finalidades mercantilistas. Hay que controlar el algoritmo para evitar que
sea este quien nos controle y hay que hacer lo mismo con la publicidad y las
escuchas” (p. 151)
Claro, el problema está en quién tiene la capacidad técnica, la
decisión y el poder político suficiente para implantar medidas de ese tipo.
No quisiera acabar este comentario de un libro que me parece muy interesante y cuya lectura recomiendo encarecidamente sin hacer alusión a dos aspectos que me parecen criticables. El primero va en la misma línea que la crítica que hacía al último libro de Steven Forti. Cuando se quiere que un escrito tenga el mayor número posible de lectores posible, hay que facilitar su lectura y para ello huir un poco de esa costumbre tan universitaria de citar todo lo citable y enumerar todos los autores que han escrito sobre un tema. Hay momentos en este libro en que los árboles ocultan bastante el bosque. Esta es una crítica más formal que otra cosa. Lo segundo es más importante en mi opinión. Parto de una cita que hace la autora:
“(…) utiliza los efectos destructivos de la globalización capitalista y aviva el sentimiento de desposesión y desesperanza que ha sido su consecuencia lógica” (p. 98, Laval)
Estoy acostumbrado a que se dé esta visión de la
globalización, que no deja de ser la visión eurocéntrica en este caso, porque
para muchos en otras partes del planeta la globalización está suponiendo todo
lo contrario. De hecho está demostrado cómo están disminuyendo las desigualdades
entre países. Otra cosa es lo que pasa en el interior de los países
desarrollados, pero el mundo es mucho más grande. (No obstante, este es un tema
demasiado extenso e importante para poder tratarlo aquí y ahora).
Laura Camargo Fernández, Trumpismo discursivo. Origen y
expansión del discurso de la ola reaccionaria global.
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