miércoles, 21 de septiembre de 2016

Benjamin Black sin Quirke




Seguramente quien leyera esta novela en el momento de su publicación hace unos años disfrutaría bastante con ella. Black (Banville) la escribió poco después de iniciar la serie que tiene como protagonista al forense Quirke y gracias a un encargo hecho por The New York Times Magazine. Creo que el ser un encargo para una revista lastra de alguna forma el libro desde su tamaño, apenas 200 páginas, hasta el tono y el sentido del mismo.
Si algo caracteriza a este magnífico autor de novela negra es la creación de atmósferas, ese Dublín lluvioso, brumoso y frío, y de personajes, su forense Quirke es una de las buenas creaciones del género. Sin embargo, esta novela se desarrolla en Nueva York y sus protagonistas tienen el papel que tienen solo en función de las necesidades de la trama. Eso sí, esta, como sucede siempre en este escritor, está bien construida y resulta entretenida, pero no deja de ser una novela más dentro de su género. Abundan en exceso  las descripciones de los personajes sin que sean realmente necesarias para la historia.
Obviamente no podía faltar alguna referencia a los curas pedófilos, es una marca de la casa,  y la existencia de alguna adicción que en este caso es al tabaco.
Una novela menor aunque entretenida que no aporta nada a la producción de este buen escritor.



Bejamin Black, El lémur

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