La literatura sobre el Holocausto es inmensa, tanto
la escrita por sus protagonistas en forma de memorias o recuerdos, como la
basada en investigaciones hechas por los especialistas; sin embargo, no es tan grande la cantidad de
obras de creación escritas por supervivientes o, al menos, yo no la conozco.
Este conjunto de seis relatos se debe, precisamente,
a una superviviente, en concreto a una escritora polaca que pasó por varios
campos de concentración. Tras la guerra emigró a Canadá lugar en el que se
desarrollan la mayoría de los relatos recogidos en este libro. El original
estaba escrito en yiddish y fue traducido al inglés por su hija que es, además,
la autora del Prólogo a esta edición en castellano.. La versión que se ha
publicado en España está traducida de esta lengua.
Como indica su título, los relatos tienen como
protagonistas a supervivientes y narran entre otras cosas sus problemas de
adaptación no solo a una nueva realidad y un nuevo país, sino también a unas
nuevas vivencias. Hay referencias a la soledad, la frustración, la infelicidad,
la espera, etc.
Son relatos de muy diferente longitud. A mí
particularmente el que más me ha gustado e interesado es La venganza de Edgia que es también el más largo (más de setenta
páginas). Su protagonista es una mujer que fue kapo en un campo y cuya única buena acción fue salvar a otra mujer,
la Edgia del título. Ambas se encuentran en Canadá y, como se dice en el
Prólogo el relato es: “la crónica por aceptar el pasado y aceptarse una a
otra.. Nos obliga a considerar el significado de lo que es ser una víctima y
los duraderos efectos que la experiencia del Holocausto ha tenido sobre la
psique de los supervivientes.” (p. 10)
Precisamente en este relato creo recordar que es en
el único en el que se habla directamente de los campos, pues al estar escrito
en primera persona por la que había sido kapo
hay descripciones como la siguiente:
“Las demás prisioneras me hacían la pelota. Si decía
una palabra amable era música para sus oídos. Las hacía sentirse más seguras
con respecto a las siguientes horas de sus vidas. Se peleaban para decidir
quién debía lavar mi ropa interior y limpiar mis zapatos. Temblaban ante cada
movimiento desdeñoso de mi mano, y leían e interpretaban ansiosamente cada
expresión de mi rostro. Si antes de la guerra me ruborizaba al oír un lenguaje
que fuera remotamente osado, me volví claramente prolífica en la invención de
entradas para un diccionario de obscenidades. Si antes de la guerra hablaba el
polaco con los tonos más elegantes y refinados, en el campo sentía un placer
salvaje despotricando como una perra. Y, si había pensado que mis manos solo se
habían creado para la ternura y las caricias, ahora las tenía cerradas en puños
como rocas, para golpear mejor las espaldas encorvadas y esqueléticas. Y todo
eso lo hice con placer, con un deleite genuinamente sensual, como en una
orgía.” (p. 89)
Aunque es un poco extensa creo que la cita merece la
pena por el tipo de personalidad que refleja.
Un libro recomendable que nos pone en contacto con
una buena escritora y con unos temas complejos. Ahora solo queda esperar que se publique su obra maestra, El árbol de la vida.
Java Rosenfarb, Supervivientes.
Traducción de Daniel Gascón
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