viernes, 16 de febrero de 2018

Interesante primera novela


En Francia se han  vendido 700.000 ejemplares del libro y ha obtenido premios como el Prix du roman de la FNAC o el Goncourt des Lyéens, ambos en 2016. Algo debe de tener esta novela de poco más de 200 páginas escrita por alguien cuya verdadera dedicación es la música.
En un intento de explicar este éxito Älex Vicente afirma en elpais.com:

 Otra posible respuesta pasaría por citar su talento narrativo, la contención que desprende un libro alérgico al pathos barato y el poderío del testimonio histórico que contiene. Sin olvidarse de una pequeña dosis de mala conciencia en cada lector, que puede que, en su día, presenciase los hechos que describe este libro como si no fueran con él. “Sí, es posible”, concede Faye. “Es ese discurso tan europeo de creer que esa fue una historia de africanos, de pueblos acostumbrados a matarse los unos a los otros.””

Y en el fragmento de la crítica del Süddeutsche Zeitung que la editorial recoge en la solapa se dice:

Pequeño país es lo contrario de una novela de grandes palabras y mucho ruido. No se nos impone pero nos afecta, porque nos muestra cómo la guerra se introduce poco a poco, sigilosamente, en nuestras vidas.”

En ambos textos están las claves del éxito obtenido por esta novela. Por un lado, la capacidad narrativa de este joven escritor y, por otro, por la historia que nos cuenta.

El libro tiene dos partes que se diferencian por los acontecimientos externos a los protagonistas aunque el autor no las separa con ninguna señal. En la primera, Gaby, el protagonista, que no es otro que el propio autor, vive en Burundi con su padre, un empresario francés, una vida típica de un niño de clase media y se divierte con un grupo de amigos haciendo las cosas habituales que se hacen en una pandilla a los 10 años de edad. Todo transcurre pacíficamente y está narrado con gran agilidad. Pero, en un momento determinado irrumpe la guerra y los conflictos tanto en Burundi como en la Ruanda de la que es su madre y gran parte de su familia. Aquí la tranquilidad se ve alterada y Faye escribe las que para mí son las mejores páginas del texto porque es capaz de transmitir muchas sensaciones con pocas palabras y sin usar truculencias innecesarias. Creo que aquí radica uno de los grandes méritos de un libro que he leído prácticamente de un tirón porque la historia iba ganando en intensidad y era difícil abandonarla.

Como debut literario no está nada mal. Una lectura muy recomendable tanto por la frescura con la que está narrado, como porque pone en contacto con realidades muy diferentes a las que estamos habituados.

Además de la reseña mencionada al principio, hay otra interesante de Carlos Bajo en wiriko.org.


Gaël Faye, Pequeño país. Traducción José Manuel Fajardo




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