lunes, 9 de septiembre de 2019

Reflexiones sobre un tema muy actual



Hace ya tiempo que vengo discutiendo sobre el empleo del término fascista y sobre su uso indiscriminado, tanto que se llegó a llamar fascista a ETA. En los últimos meses este uso se ha popularizado y ya casi cualquiera puede recibir tal epíteto y, desde luego, también cualquiera puede utilizarlo como insulto.
El libro del profesor Gentile demuestra que esto no es, ni mucho menos, exclusivo de España sino que bien al contrario hay muchos lugares donde sucede y es, lógicamente, en Italia donde es más frecuente.
Gentile es quizá el mayor experto en la historia del fascismo y este libro es fundamentalmente un libro de historia o, dicho de otra manera, el autor lo que pretende es plantear que el fascismo fue un fenómeno de una época y que no se debe extrapolar a otras bien diferentes y a movimientos que, aunque coincidan con algunas ideas o planteamientos del fascismo original, tienen luego diferencias sustanciales.
Por poner un ejemplo concreto y cercano. Ya en el Prólogo aparece el tema de Vox. De este partido se dice que: “profesa una ideología nacionalista de inspiración católica, reafirma la primacía de la unidad estatal monárquica, se opone a los movimientos autonomistas y separatistas”, “es hostil a la inmigración indiscriminada”, “reclama la represión del fundamentalismo islámico”, “se inscribe en la extrema derecha católica tradicionalista en su concepción de la familia, en la prohibición absoluta del aborto, en su oposición al feminismo” (…) “Pero todos estos puntos configuran en conjunto un partido de extrema derecha nacionalista católica, que lo engloba junto a otros partidos de extrema derecha europea, pero en otros aspectos es muy distinto, si no incluso opuesto. Como opuesto es el estatalismo nacional unitarista, por ejemplo, al secesionismo originario de la Liga de Mateo Salvini (…)” (p.25-26)
En el libro, que está construido a partir de un sistema de preguntas y respuestas elaboradas ambas por el propio autor, se da preponderancia, como no podía ser de otra forma,  a los análisis históricos tanto del período fascista como de otros en los que también se utilizó el término con fines políticos como, por ejemplo, cuando en la III Internacional acuñan el de socialfascistas para llamar a los socialdemócratas, o la época en la que Palmiro Togliatti y el PCI calificaban de fascistas al resto de las formaciones políticas. Evidentemente, el grueso del texto lo dedica a explicar en qué consistió el fascismo y en este sentido es muy interesante la diferencia que establece entre el movimiento en 1919 y 1921.
El libro se cierra con un Epílogo en el que, bajo el título Qué es el fascismo: un mapa histórico, resume muy bien el contenido de esa ideología en tres dimensiones: organizativa, cultural e institucional, donde recoge un buen muestrario de ideas para aplicarlas a los grupos a los que hoy se califica de fascistas para ver cuántas de esas condiciones cumplen.
Apenas un par de páginas antes del Epílogo reproduce estas frases de hace ya tiempo de Giogio Amendola,  dirigente del PCI y uno de sus principales intelectuales, frases con las que Gentile parece estar muy de acuerdo:

“(…) al preguntársele (al  dirigente del PCI Giorgio Amendola,), si no creía “que en el lenguaje político actual se daba un abuso del término fascista”, este contestó: “Sin duda. Todo lo que está a la derecha se convierte en fascista. Yo no me canso de decir, en cada ocasión, que conservador, reaccionario, autoritario o fascista son términos que corresponden a varias formaciones políticas, a distintas realidades. Así que no apruebo ciertas equiparaciones genéricas y superficiales. (…) Hay que acostumbrar a las generaciones jóvenes al arte de la distinción.” (p 202-203)

En definitiva, un interesante conjunto de reflexiones que animan a profundizar más en los temas y a no dejarse llevar por la inercia de la clasificación fácil, sobre todo porque así se pueden cometer graves errores políticos. Hay que pedir a los expertos que busquen los términos adecuados para movimientos que aunque sean antiinmigrantes, antifeministas, con cierta tendencia al autoritarismo, defensores de las identidades nacionales y/religiosas, etc., también son defensoras del individuo frente al estado, huyen de todo lo colectivo y son totalmente neoliberales en lo económico.
En fin, hay tema suficiente para el estudio y el debate.
En la reseña de Daniel Verdú en elpais.com, se comentan algunas cosas de este y de otros libros sobre el tema.


Emilio Gentile, Quién es fascista. Traducción Carlo A. Caranci.







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