viernes, 15 de diciembre de 2023

Fin de los diarios de un gran escritor



Dar cuenta de un libro como este de uno de mis autores favoritos, que es, además, uno de los escritores españoles más importantes de los últimos tiempos y un libro que tiene nada menos que 961 páginas, me parece una tarea fuera de mis capacidades.

Quien quiera leer una magnífica y completísima reseña lo puede hacer con la publicada por el profesor Fernando Valls  en infolibre.es. Yo me limitaré a destacar alguna de las cosas que más me han llamado la atención, y lo haré, fuera de mi costumbre habitual, en forma de frases sueltas.

Chirbes era muy radical en sus posiciones políticas tanto en contra del socialismo, siendo como era un hombre de izquierdas, (Zapatero era una especie de bestia negra) como del nacionalismo. Lo mismo le pasaba con el turismo.

Hay mucho arte en el libro, sobre todo renacentista del que se nota que sabía bastante.

Hay también, y sobre todo, mucha, muchísima literatura. Era un lector casi me atrevería a decir que compulsivo. (De hecho en los últimos dos años insiste en que lee para así ocupar el tiempo y no tener que escribir). Leía clásicos y contemporáneos indistintamente y hacía unos comentarios muy interesantes y sugerentes. Desde luego era un lector muy ecléctico.

Reproduce gran cantidad de fragmentos de libros, bastantes en francés en la época que leía mucho en ese idioma, lo que rompe algunas veces el hilo de lo que estaba contando.

Me ha encantado ver cómo le gustaban autores que son también de los que más me gustan a mí. Así: Stefan Zweig (al que dedica grandes elogios), Shalámov, Fante, Zambra, Némirovsky, Grossman o Joseph Roth, por citar solo algunos. Hablando de escritores, otra cosa que sí queda clara en los diarios son sus filias y sus fobias.

Me ha impactado ver la ansiedad que le producía la escritura de Crematorio; el rechazo que le provocaba lo que escribía; la enorme inseguridad; las dudas permanentes. Al final, se publica y todo son parabienes y críticas magníficas. Lo más curioso es que, sin embargo, apenas hay referencias a la escritura de En la orilla que ocupa buena parte de los últimos tiempos de su vida.

También llama la atención la soledad en la que vivía en Beniarbeig. Soledad me parece que autoimpuesta.

Desde luego era una persona muy intensa, al menos esta es la impresión que saco tras la lectura de los tres volúmenes de sus diarios, y también bastante hipocondríaca, más allá de las enfermedades reales que tenía.

Como decía al principio, tengo a Chirbes como de uno de mis escritores favoritos; su obra de ficción me parece espléndida. Eso me animó a leer estos diarios, un género que prácticamente no toco, lo que ha supuesto una experiencia muy enriquecedora en muchos sentidos, por un lado, porque descubres a la persona que hay detrás del autor y, por otra parte, porque hace reflexiones muy interesantes sobre muchos temas y obliga al lector a repensar algunas cosas.

Para terminar reproduzco a continuación algunos fragmentos en los que dice cosas con las que estoy algo más que de acuerdo:


“Tener la conciencia suficiente como para no quedar del todo en sus manos, valor para saber cuándo hay que decir basta para que no salte por los aires eso que no sabemos dónde está, pero reconocemos, y se llama dignidad.” (p. 264) (Sobre la eutanasia)

“La lectura como forma de alienación, o sencillamente como vagancia. Leer porque es lo más cómodo, porque no te exige a ti, sino que es trabajo que han hecho los demás.” (p. 265)

“Todo lo que leo, lo que veo, se me vuelve añoranza, melancolía. Miro los miles de libros que me rodean, la mayor parte de ellos leídos y subrayados, y lo que me llega es vacío e inutilidad. Pero no es así: esos libros han dejado huellas en mí, como yo he dejado las huellas de mis manos, de mis lápices, en ellos, aunque de todo eso tenga la sensación de que no quede gran cosa. (…)” (p.354-355)

“Haciendo zapping en televisión y oyendo los despropósitos que lanzan las emisoras fachas, me convenzo de que la derecha española pierde día a día el pudor que había guardado desde la muerte de Franco” (p. 742) (Dicho en 2010)

 

Por cierto no he dicho que el libro recoge los diarios escritos entre 2007 y 2015.

Muy recomendable e imprescindible para sus seguidores.

 

Rafael Chirbes, Diarios. A ratos perdidos 5 y 6.

  

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