Creo que la mejor manera de iniciar el comentario sobre esta novela es reproducir un par de fragmentos del Prólogo de Chimamanda Ngozi Adichie (por cierto, una escritora de la que he comentado varios libros en este blog):
“¿Qué es un estilista literario? Sea lo que sea, esta novela es obra de uno. Szczypiorski da saltos en el tiempo con elegancia y crea un gran impacto emocional con el fin de mostrarnos un presente en el que también vive obstinadamente el futuro. Resulta particularmente conmovedor seguir a un personaje mientras reflexiona sobre su situación actual en la Polonia devastada por la guerra y, en la frase siguiente, enterarnos de cómo muere…”. (p. 9)”
“Estamos, pues, ante una novela de coraje moral que cuestiona la identidad y la ideología, que cuestiona y al mismo tiempo celebra el nacionalismo, porque en el fondo es un canto a Polonia”. (p. 10 )
También se dice en este Prólogo que el título no es
demasiado acertado. El original se traduciría como “Comienzo”. Y es que esta
señora no es ni mucho menos la protagonista del libro, ni tan siquiera un
personaje relevante porque este libro está compuesto por un conjunto extenso de
protagonistas, la mayoría judíos del gueto de Varsovia, de cuyas vidas sabremos
cómo es el momento actual, esto es, en el año 1943, y a veces cómo fue antes o
cómo será después, tal y como comenta Adichie.
Estamos ante un caso de narrador omnisciente y
omnipresente. Un narrador que elige muy bien los personajes que forman parte de
la historia que cuenta. Unos personajes a través de los cuales podemos apreciar
cómo era la vida en la Varsovia ocupada.
Hay, además, a lo largo del texto varios momentos
dedicados a reflexionar, de forma bastante crítica, sobre Alemania, sobre el
comunismo ruso o sobre el nacionalismo polaco. Conviene aquí decir algo sobre
el autor: participó en el levantamiento de Varsovia, estuvo internado en un
campo de concentración nazi, y luego en 1981 en otro del gobierno polaco. En
1989 fue candidato por el sindicato Solidaridad al Senado.
El libro es muy original en su planteamiento y está magníficamente escrito. Lógicamente
hay historias, y personajes, que interesan más que otras y otros, pero en
general se sigue con interés y se disfruta de su lectura.
Andrzej Szczypiorski, La bella Señora Seidenman. Traducción Pilar Gil Cánovas.
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