miércoles, 8 de octubre de 2025

Otro magnífico ejemplar de una gran colección

 

Este es el número diez de la serie Voces que la revista, y editorial, 5W está dedicando a conversaciones entre periodistas para hablar de la profesión y de cómo la ejercen. He leído y comentado en el blog los nueve anteriores. Todos enormemente interesantes como lo es este que ahora comento.

No conocía a Patricia Simón y me he llevado una grata sorpresa con sus aportaciones. A Anderson no solo lo conozco y he leído casi todo lo que se ha publicado en España de él, sino que en estos días estoy leyendo, poco a poco, el monumental segundo volumen de He decidido declararme marxista.

Dos buenos periodistas separados por la edad, pero al mismo tiempo unidos por algunas experiencias comunes al haber trabajado a veces en los mismos escenarios. En este sentido me han resultado especialmente interesantes las conversaciones sobre la Colombia de Uribe y la de Petro o, muy especialmente, sobre lo que está sucediendo en Gaza, tema en el que debaten con bastante pasión ya que no tienen la misma visión ni de lo que está sucediendo ni de las posibles salidas de cara al futuro. Las razones de Anderson me han hecho reflexionar y poner en cuestión algunas de las ideas que ya tenía bien asentadas.

Para incidir en algunos de los temas que tratan y en el enfoque que dan me parece que lo mejor es darles la palabra.

Así, Anderson deja esta pieza sobre el gran cambio que se ha operado en su trabajo y en su visión de la profesión:

“Trump no es solamente un adversario. Es el enemigo existencial. Hay que combatirlo. También he articulado esto en público de una forma que antes nunca hacía. Antes invocaba la imparcialidad. Ya no. Tenemos que ser militantes de nuestra supervivencia”. (p. 26)

Por su parte, Simón explicita lo que puede ser una de las grandes funciones del periodismo actual:

“El periodismo tiene que contribuir a reconstruir una ética pública basada en la sensibilidad, en el respeto, en el humanismo”. (p. 45)

Y, al mismo tiempo, plantea el interesante problema de cómo elaborar la información cuando a los que va dedicada tienen tan poca capacidad de concentración. 

“Y, por otra parte, la mayoría de las personas se informa a través del móvil, en el que el tiempo de permanencia máximo por artículo o reportaje es de tres o cuatro minutos. ¿Cómo vamos a poder explicar realidades cada vez más multifactoriales a una ciudadanía que ha perdido la capacidad de concentración?. Lo mismo pasa con la crónica de radio o televisión de cuarenta segundos”. (p. 47) 

Para completar diría que me ha parecido muy interesante la visión, muy crítica por cierto, que tiene Anderson del trabajo de J. Assange y, desde otro punto de vista, su siguiente afirmación: “Sadam era fascinante porque era la perfección de la tiranía”. (p.93) Un Sadam del que es capaz de explicar muchas cosas en poquísimo espacio.

En fin, un libro pequeño en tamaño pero grande en informaciones, opiniones y reflexiones. Absolutamente recomendable.

 

Jon Lee Anderson & Patricia Simón, Guerra, paz y periodismo.

 

sábado, 4 de octubre de 2025

Novela de consumo

 


Imagino que influye el tamaño del país, pero es ciertamente inagotable la cantidad de novelistas estadounidenses buenos narradores que existen y que se traducen al castellano. He tenido ocasión de leer muchas novelas de Douglas Kennedy y varias de Amor Towles, por poner dos ejemplos de este tipo de escritores. Son buenos narradores y, adejmás, no les da miedo la extensión pues sus obras no suelen bajar de las 500 páginas.

En esta misma línea se mueve Ethan Canin, hasta ahora para mí desconocido a pesar de que Salamandra ya ha traducido varios libros suyos.

La novela tiene 474 páginas y tal y como dice el fragmento de Los Angeles Times que la editorial reproduce en la solapa, se trata de: “Una novela de amplias  miras, ambiciosa a la antigua, profundamente americana”.

Comparto lo de profundamente americana, en el sentido que he dicho anteriormente, y lo de ambiciosa por sus amplias miras. Ahora bien, otra cosa es el resultado.

La historia está narrada por Corey Sifter, editor de un periódico de una pequeña localidad, quien escribe en 2006 los momentos de su juventud en los primeros años setenta cuando trabajó para un poderosos magnate local y tuvo la ocasión de ver y participar en la campaña de un senador demócrata para ser candidato a la presidencia del país. En principio un tema interesante y con posibilidades que, en mi opinión, Canin arruina en parte por dos razones: por una parte, es excesivamente prolijo y abusa de detalles que no tienen especial interés y, por otra parte, resulta muy poco verosímil el papel que cumple Corey con apenas dieciséis años y las conversaciones que mantiene con el magnate. A eso le añadiría que a pesar de la extensión varios de los personajes no están bien perfilados ni explicados. Como aspecto positivo, quizá lo mejor del libro, destacaría lo bien que están intercalados los diferentes momentos del tiempo en el que transcurre la acción.

Una novela que tiene cierto interés cuando se centra en el senador, pero que decae mucho cuando se aleja de los aspectos más políticos.

 

Ethan Canin, América, América. Traducción Santiago del Rey Farrés.