viernes, 27 de junio de 2014

Emotivo monólogo




Otra pequeña gran novela. A lo largo de 125 páginas asistimos al monólogo de la protagonista, solo interrumpido dos veces por dos brevísimos monólogos de sus hijos, sobre la relación con su marido. Este ha tenido un grave accidente,  ha pasado tiempo en el hospital y luego se recupera en casa con los cuidados de su mujer. También ha tenido una amante.
El tema principal del monólogo es el deseo y la esperanza de esa mujer de recuperar a su marido física y amorosamente.
En palabras de la protagonista:

“Y sé que en ese momento, o en realidad mucho antes, no sonreía solo porque me sintiera aliviada, al ver que seguía vivo, sino también porque pensaba que vivir, en cuanto volviera a casa, quería decir vivir conmigo”

 
Hay momentos para el recuerdo de lo pasado que no siempre resulta ser ni mucho menos grato, y para los deseos en el futuro; hay celos, obsesiones, desesperaciones, ilusiones, imaginaciones, miedos,…En fin, vida en el más profundo sentido del término, contada con gran sensibilidad y sin que en ningún momento chirríen las cosas que se leen.
Tiene además esta obra otro aspecto que a mí me ha parecido muy original y es que su protagonista masculino es un barrendero y cuando la mujer se tiene que poner a trabajar tras el accidente, lo hace limpiando casas.
Obviamente, el tema y la forma recuerdan muchísimo esas grandísimas Cinco horas con Mario de Delibes aunque aquí el marido no está muerto y el número de páginas es muy inferior.
Muy recomendable. De este autor leí hace poco Hombres que es de los libros que más me han gustado últimamente. Creo que estamos ante un escritor diferente por sus temas y su forma de tratarlos; algo parecido a lo que pasa con su compatriota E. Carrére.
Dejo un enlace con otra breve reseña del libro.

 
Laurent Mauvignier, Aprender a terminar

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