viernes, 21 de noviembre de 2014

Buen final de una trilogía autobiográfica



Con este libro se completa la trilogía autobiográfica del autor. En su estructura se parece más al segundo que al primero ya que utiliza la misma técnica de presentar a distintos personajes y mostrar, a través su relación con ellos, algunos aspectos de su vida. Aún más que en el segundo no hay un orden cronológico estricto y va contando diversas historias de forma más o menos ordenada.
La marginalidad, los bares, la prostitución, la soledad, los locos y el alcohol aparecen permanentemente en el libro aunque, eso sí, sus personajes siempre están tratados con una sensibilidad y ternura que es lo que más me atrae de este gran escritor.
Al terminar de leer cada uno de sus libros quedan unas ganas enormes de conocer Tánger claro que tendría que ser la ciudad que vivió Chukri y no, seguramente, la actual.
Un gran escritor y un gran personaje que se relacionó con gente como Paul  Bowles (como recoge en un libro también muy bueno), Jean Genet (al que también dedicó un libro que tengo pendiente) oTenesse Williams; alguien que a los veinte años era aún analfabeto y que tuvo una durísima infancia y adolescencia lo que creo que explica bien el tratamiento que da a sus personajes.
Cualquiera de sus libros es totalmente recomendable y creo que sería lo mejor hacerlo en orden cronológico.
 
Mohamed Chukri, Rostros, amores, maldiciones

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