jueves, 23 de abril de 2015

Una novela de original temática



 
“Es difícil imaginar que sucesos como un embarazo, los dolores del parto, los problemas de un recién nacido y sus primeros tres años o la lenta disolución del vínculo conyugal puedan todavía inspirar una novela capaz de asombrar, encandilar y seducir con un texto que lleva a ver estos acontecimientos de una manera nueva.” (Umberto Eco, en la faja que acompaña al libro)
 
Efectivamente, tiene razón Eco porque desde luego a mí me ha encandilado a pesar de que las primeras páginas no me hacían presagiar lo que vendría después. Es importante para ello la ironía y el fino sentido del humor con el que está escrita esta novela. Hay escenas, como el paso por el control de seguridad de un aeropuerto con el biberón de la hija o la cena en un restaurante de diseño, que son verdaderamente hilarantes. Pero todo el libro destila humor y una cierta carga crítica contra ciertas modas de los últimos años como puedan ser el parto natural o el sistema de dormir a los niños dejando que lloren hasta hartarse.
Claro que, llegados a este punto, tengo que reconocer que una de las cosas que ha hecho que este libro me guste ha sido mi paternidad bastante reciente aunque, evidentemente, a una edad bastante más provecta que los cuarenta del protagonista. Yo también he pasado por varios de sus problemas y me he sentido en ocasiones como él, por eso hay momentos en que no solo le comprendo sino que me identifico con él. Por lo tanto creo que es un libro especialmente recomendable para padres primerizos porque podrán sacar mayor provecho de algunos momentos.
Un libro que es una buena mezcla de retrato costumbrista, análisis sociológico, memoria del aprendizaje de la paternidad y en el que no falta también algún apunte sobre las pérdidas que ha sufrido esa generación.
Así, se afirma al final del libro:
 
“Hemos pasado en un fogonazo de la ley del profeta a la financiera, del síndrome del once de septiembre al del veintisiete de cada mes, de la hipoteca del terrorismo a la de la casa, de la ansiedad de la explosión al fantasma del desempleo. La década comenzó con los musulmanes y ha terminado con los chinos.” (p.205)
 
Hay un buen comentario en Mundo Crítico.
 
Antonio Scurati, El padre infiel

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