miércoles, 15 de septiembre de 2021

Decepción



Hay bastantes libros de Sanz en casa y, sin embargo, hasta ahora no me había apetecido leer ninguno a pesar de que es una escritora cuyas declaraciones me suelen gustar. Claro que lo mismo me pasa con Edurne Portela y tampoco he leído nada suyo.

Ya de entrada tengo que decir que esta novela no me ha gustado, se me ha caído pronto de las manos y me ha dejado de interesar, pero he decidido leerla hasta el final. Aparentemente se trata de un thriller aunque yo creo que eso es simplemente un artificio que usa Sanz para hablar de otras cosas.

La novela está dividida en tres partes, cada una narrada por un personaje diferente y ofreciendo un cierto perspectivismo. La primera la narra Arturo Zarco, un detective privado que, por lo que sé, protagoniza varias novelas de la autora. La tercera, Paula, la exmujer del detective. Y la segunda una vecina de la casa donde se ha producido el crimen que pone en marcha la acción, y lo hace a través de un diario ya que se trata de alguien que se considera una escritora. Hasta aquí todo bien e interesante.

¿Cuál es entonces el problema? En parte viene de lo que dice Ricardo Senabre en su reseña en elcultural.com:

“La concepción global de la novela era, pues, compleja. Su desarrollo, en cambio, deja cierto regusto de insatisfacción, porque ninguno de los aspectos enumerados acaba de perfilarse adecuadamente. Los personajes son inconsistentes, por más que la autora haya tratado de caracterizarlos con rasgos muy marcados -la homosexualidad de Zarco, la cojera de Paula, la afición del daltónico Olmo a las mariposas, el habla de Yalal, etc.-, e incluso algunos vecinos parecen salidos de la más tópica literatura costumbrista”.

A mí hay momentos en que me ha recordado a la película La Comunidad de Eloy de la Iglesia por ese costumbrismo, pero sin la misma calidad. Creo que el hecho de ver a los diferentes personajes retratados por varias manos sin que, por otra parte, se llegue a perfilar bien a ninguno es lo que hace que la novela deje de interesar. Hay demasiados vecinos, demasiadas historias, demasiados problemas y demasiada falta de concreción. Y hablando de excesos, no sé si es algo habitual en esta escritora, pero desde luego esa constante en este libro de hacer listas de montones de cosas ya sean objetos, características psicológicas o hechos, entre otras,  a mí me ha puesto nervioso en varios momentos.

En fin, una decepción mi primer contacto con Marta Sanz.

Tras la lectura he leído varias reseñas en blogs muy favorables al libro y lo mismo pasa con los fragmentos que ha seleccionado la editorial para la contraportada.

 

Marta Sanz, Black, black, black.

 

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