jueves, 28 de octubre de 2021

Gran crónica de los últimos años

  

¡Me cago en Godard!, el anterior libro del autor, es uno de los pocos libros que he leído que no he comentado en el blog. La razón principal es que, aunque había visto una parte importante de las películas que menciona y comenta, soy incapaz de acordarme de ellas y, por lo tanto, me perdí muchas cosas de lo que deducía Vallín del contenido de esas películas. De hecho, me ha pasado en más de una ocasión que al salir del cine y comentar con la gente la película ya no me acordaba del final.

Viene esto a cuento del libro que ahora comento porque ya desde el título se anuncia que va a haber otra vez cine, que se van a comentar películas. Sin embargo, me he atrevido a su lectura y menos mal que lo he hecho porque, efectivamente, se utiliza el contenido de algunas películas como introducción o refuerzo de lo que se cuenta a continuación, pero solo en algunos capítulos. En todo caso, aunque también he visto la mayoría, una vez más no he sido capaz de recordar ni siquiera lo más básico de las historias. No importa, se puede seguir perfectamente el libro sin esas alusiones; yo en más de una ocasión me las he saltado. Espero que el autor sepa perdonar mi falta de respeto a su sistema.

Después de este excesivamente largo preámbulo, entro en el contenido del libro, un libro que no solo es magnífico por los temas que trata, sino que es imprescindible lectura para quien quiera buena información y, sobre todo, buenos análisis de algunas de las cosas que nos pasan. Por si esto no bastara, hay que decir también que está muy bien escrito y que se sigue con gran facilidad (bueno, salvo lo ya dicho para mi caso).

Se recogen un conjunto de artículos que en su mayoría ya han sido publicados, pero que así juntos creo que adquieren más sentido al reforzarse unos a otros. Están divididos en dos partes: en la primera, Leviatán desatado, se tratan temas más generales, mientras que en la segunda, El liberalismo pop en la mesa camilla, se centra más en algunos aspectos más concretos y hay bastantes páginas dedicadas a Podemos.

A mí me ha interesado más la primera y me ha parecido que está más trabajada o, simplemente que al tocar temas más generales y conflictivos, arroja más luz sobre asuntos como: el CGPJ, el modelo territorial (aquí hay reflexiones fundamentales), la corrección política o su hipótesis sobre el auge de la ultraderecha. Hay un artículo, en concreto el 8, España una pesadilla…, que me ha hecho pensar y dudar de algunas certezas que tenía. Ya con esta parte se justifican sobradamente las siguientes palabras del autor:

“Algunas historias de este libro de cuentos son caprichosas, injustas o están movidas por un desmelenado propósito de armonía. Pero lo que cuentan es cierto. Ocurrió así. También así. Y deberían operar – al menos para el autor lo hacen- como las luces nocturnas de una pista de aterrizaje, pequeños puntos de luz dispuestos en el vacío de la oscuridad que delimitan un espacio cierto pero invisible al que hemos de encomendarnos”. (p. 329)

También en la segunda parte hay artículos muy interesantes. Así el 17, Gramática parda, me ha aclarado muchas cosas de un tema que, aunque he leído bastante, me seguía pareciendo confuso; también el 18, con el palo que reciben tanto jueces como periodistas, y desde luego el que dedica a la figura de Pablo Iglesias ante el que Vallín parece rendido, o en el que usa a Tom Ripley para analizar el enfrentamiento entre Iglesia y Errejón (aquí me ha vuelto a pasar lo que con las películas porque, habiendo leído toda la obra traducida de Patricia Highsmith, no he sido capaz de recordar lo que cuenta). Finalmente, el planteamiento de la lucha generacional a partir de las reflexiones de Juan Cueto me ha hecho plantearme muchas y cambiar alguna que otra idea.

A lo largo de sus páginas se citan también varios libros de los que yo destacaría, quizá porque los he leído, los de Bernabé, a propósito de las identidades, y Lassalle, con su defensa del verdadero liberalismo. Al primero lo critica con bastante severidad, y creo que también con bastante razón, mientras que del segundo no tiene sino buenas palabras, creo que también con razón.

Quizá el autor más citado es Jorge Dioni López del que reproduzco un fragmento que me parece realmente magnífico y un gran acierto el neologismo que inventa:

“Divertirse siempre ha sido pecado. Los atrasistas, los que no soportan tener que respetar a todo el mundo, los que se cabrean cuando otros adquieren derechos, los que añoran perseguir o ridiculizar a los demás. Los atrasistas hablan de historia o tradiciones sin tener ni idea de historia o tradiciones. Son los que no  saben vivir sin tocar las narices a los demás, sin odiar a alguien, sin insultar… De vez en cuando, alguien se cuestiona los motivos del atraso español. Lo tiene delante. Esta gente, la que habla de toros, caza y procesiones, es la que ha gobernado siempre. Los atrasistas. “. (p. 44)

Y puestos a reproducir fragmentos interesantes, no puedo dejar pasar el siguiente por su gran actualidad:

“La duda de por qué los jueces de carrera larga y eventualmente prestigiosa están dispuestos a hozar en las miasmas, de forma tan evidente que cualquier lego en derecho puede ver la chapuza judicial y la evidente intención política, con arbitrariedades transparentes como el agua clara, reside en el asunto principal de estas páginas: la batalla que el Estado Profundo español ha lanzado contra la indispensable puesta al día de sus estructuras y usos semidemocráticos”. (p. 301) 

Como se ve estamos ante un libro del que no basta una sola lectura. Varios de sus artículos hay que volverlos a leer porque sus análisis ayudan a comprender mejor muchas de las cosas que nos están pasando. Un libro que confirma que Vallín es uno de los grandes periodistas de la actualidad (otro de los grandes es, precisamente, y seguro que no por casualidad se encarga del prólogo, Enric Juliana). Confirma también que se puede ser capaz de  escribir magníficos tuits de solo 240 caracteres y al mismo tiempo textos largos donde esas ideas sintetizadas en tan poco espacio se desarrollan.

Un libro imprescindible para quien quiera conocer el sentido más profundo de muchas informaciones que se leen a diario. Un gran libro. ¡Ah!, y por supuesto, un libro muy comprometido y pacíficamente combativo.

 

Pedro Vallín, C2PO en la corte del rey Felipe. La guerra del Estado Profundo contra la democracia liberal.

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