domingo, 21 de abril de 2019

Analizando la pobreza en Gran Bretaña



El autor es un rapero y comentarista social escocés que ha nacido y vivido parte de su vida en la pobreza y la desestructuración familiar y por eso gran parte de lo que escribe en el libro lo hace en primera persona.
El libro está dividido en 32 capítulos con títulos tan sugerentes como: 1984, Historia de dos ciudades, Grandes esperanza o El ruido y la furia. En ellos va describiendo varios momentos de su vida que aprovecha para hacer diferentes reflexiones sobre la situación de los pobres, el origen de la pobreza, sus consecuencias, sus responsables, etc. Cada capítulo es, de alguna manera,  casi independiente del resto lo que hace pensar en que algunos hayan sido pensados para publicar en algún otro medio.
Es muy interesante la perspectiva pues como dice Pedro Batalla en su magnífica reseña para elcuaderno digital.com:

No hay romanticismo pauperista en Safari en la pobreza, sino una pobreza fea, anodina; pero tampoco hay lo contrario: el regodeo en la sordidez propio de cierto naturalismo. McGarvey nos enseña, en suma, la realidad; y lo hace intercalando con maestría una tercera y una primera personas que se deslíen y se confunden.”

Y tampoco se libra nadie ni nada de sus críticas porque no achaca la pobreza solo al sistema sino que denuncia a lo que él denomina “la industria de la pobreza” en la que incluye a las onegés y también a la izquierda que no ha sabido analizar el fenómeno, sobre todo la “izquierda cultural”.
Dos fragmentos que ejemplifican muy bien ambas críticas:

“Tal vez debido a mis orígenes radicales en las comunidades de extrema izquierda y a mi ingenuidad juvenil, siempre habría creído que el objetivo era erradicar la pobreza. Sin embargo, al ver de cerca la industria de la pobreza, comprendí que se encontraba en un estado de crecimiento permanente y que sus enormes instituciones no podían desempeñar ningún papel sin individuos, familias y comunidades en crisis” (p. 147)

“En su forma actual, la teoría de la interseccionalidad, en vez de irritar a los privilegiados, atomiza la sociedad hasta convertirla en facciones políticas enfrentadas y debilita lo que realmente atemoriza a los poderosos: una clase trabajadora organizada, educada y unida. (…) Si bien la vida y el discurso públicos parecen ser más inclusivos y diversos que nunca (…), quienes ascienden en la escala tienden a ser mujeres de clase media, miembros de la comunidad LGTB de clase media y gente de color de clase media.” (p. 211)

Esta idea de la interseccionalidad es lo que en España ha descrito muy bien Daniel Bernabé en su libro La trampa de la diversidad y que se ha convertido en uno de los temas más debatidos, al menos dentro de cierta izquierda.
Otro aspecto muy relevante del libro, al que dedica muchas páginas sobre todo en los últimos capítulos, es la denuncia de la falta de autocrítica por parte de la izquierda y, sobre todo, la ausencia de la perspectiva individual en el sentido de la responsabilidad que también tienen muchas veces las personas en su propia situación y en la lucha por salir de ella.
Los siguientes fragmentos son una buena muestra de estas ideas:

“No conseguí estar sobrio, al menos un tiempo razonable, hasta que no admití que muchas dificultades de mi vida adulta era obra mía. Desde luego, ese es otro tabú de la izquierda.” (p. 229)

“(…) Hemos permitido que los movimientos de derechas monopolizaran el concepto de voluntad individual y la noción de asunción de responsabilidades (…) ¿Cuándo fue la última vez que oyeron ustedes a una personalidad destacada de la izquierda hablar de la capacidad inherente en cada uno de nosotros para superar la adversidad y transformar las condiciones de nuestras vidas?” (p.153)

“No hay virtud en disparar contra las malas ideas de los demás si de vez en cuando no volvemos las ramas contra las nuestras, como individuos y como movimientos. Hagamos examen de nuestras creencias, motivos y acciones.” (p. 236)

Como se ve, incluye también su propia autocrítica. Esta parte del texto es quizá una de las más novedosas por venir de un hombre que se define de izquierdas y que dice que pasó su infancia y juventud en comunidades de extrema izquierda. Digo que es novedosa porque no es fácil encontrar textos dentro de la izquierda en los que se hable de la necesidad de producir cambios individuales para que los cambios sociales sean efectivos. Hubo una época en la que esto no era así, la época de un cierto anarquismo, pero esto queda ya muy lejos y no solo en el tiempo.
El libro recuerda mucho al cine de Ken Loach y el libro Chavs de Owen Jones aunque este último sea más en plan académico. En este sentido hay que reconocer que los británicos son capaces de mostrar su realidad social como nadie en Europa, una realidad que manifiesta grandes diferencias de clase y no solo  en el aspecto económico. Diferencias que según plantea McGarvey no serán fáciles de cambiar por la actitud que adoptan los que tendrían que participar en esos cambios pues como afirma en los dos fragmentos siguientes:

“(…) Comunidades llamadas “desfavorecidas”; (…) en las que arraiga profundamente la creencia de que no tiene sentido participar en el proceso democrático, porque las personas que ocupan el poder no velan por las preocupaciones de los “marginados””. (p.19)

“La gente se cría en hogares donde nadie cree posible cambiar nada e internaliza esas creencias al crecer. La apatía de los pobres en términos políticos es tan obvia que hasta se tiene en cuenta en los cálculos electorales: los líderes ofrecen medidas políticas a quienes tiene más probabilidades de votarlos. Eso, a su vez, crea un ciclo en el que no se atienden los intereses de quienes no participan, lo que conduce a una mayor apatía” (p- 185)

Como se puede apreciar por las citas reproducidas, estamos ante un libro que merece mucho la pena leer y que ofrece multitud de aspectos interesantes y relevantes que, obviamente, no se pueden tratar todos en una reseña como esta. En la ya citada de Batalla se puede encontrar el análisis de más con la reproducción también de varios fragmentos.
Para terminar, otra cita que me parece que refleja muy bien cuál es la situación en determinados ambientes y, al mismo tiempo, las dificultades que deben de existir para salir de ella:

“La verdad, queramos aceptarla o no, es que los niños abandonados y sometidos a abuso, los jóvenes indisciplinados, los borrachos, los yonkis y los padres atroces, irresponsables y violentos a menudo son las mismas personas en distintos momentos de sus vidas” (p.136)

Otro texto importante publicado por la editorial Capitán Swing, una editorial que está haciendo una labor fundamental y tremendamente útil para darnos a conocer textos con perspectivas muy interesantes sobre diferentes problemas.

Darren McGarvey, Safari en la pobreza. Entender la ira de los marginados en Gran Bretaña. Traducción Martin Schifino

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