martes, 22 de diciembre de 2020

Sobre un día que no se olvidará


He comprado y leído este libro fundamentalmente por su autora. Es cierto que el tema me interesa por la polémica que se desató en su día y también por alguna cuestión personal, pero el hecho de que la autora sea una historiadora de prestigio es lo que me decidió.

A lo largo de los 11 capítulos en los que ha dividido el libro, Cabrera hace un recorrido minucioso por lo que pasó ese día y los inmediatamente siguientes en los cuatro primeros capítulos, dedicando uno al posible “vuelco electoral”. Los tres siguientes los centra en los trabajos de la comisión parlamentaria que se formó para analizar lo sucedido buscando, sobre todo, encontrar medidas para evitar su repetición y en la “legislatura de la crispación”. Otros tres están dedicados al juicio y la sentencia, para finalizar con “las herencias del 11M”.

Como se ve un panorama muy completo de lo sucedido para lo que ha utilizado, además de la prensa del momento y una bibliografía no muy extensa, los documentos de la Comisión de Investigación del Congreso y la Sentencia de la Audiencia Nacional.

El libro comienza de una forma magnífica al relatar en los dos primeros capítulos el drama de ese día. Están escritos en la línea de las mejores series documentales norteamericanas. Sin embargo, a partir de ahí hay muchos momentos en los que “los árboles no dejan ver el bosque” por la profusión de nombres difíciles de retener. Es cierto que hay al principio un apartado, Dramatis personae, en el que están relacionados todos los que aparecerán en las páginas del libro, pero es que tiene 11 páginas para un libro de 224.

Este es el principal problema de un texto que es interesante y que recoge lo fundamental de lo sucedido, pero que de haber sido escrito por un periodista creo que habría sido narrado con una mayor agilidad. Digo esto porque no habiendo en el libro aspectos especialmente novedosos, de hecho la mayoría de lo que se cuenta que fue relevante se conoce, no creo que sea necesario que se investigue por parte de un historiador. En nuestro país hay periodistas que lo pueden hacer al menos igual de bien y, eso sí, con una presentación más ajustada a los lectores dado que, además, forma parte de una colección que “está sobre todo pensada para ser leída y disfrutada” en palabras de Jordi Canal, coordinador de la colección.

En cualquier caso, tiene los suficientes alicientes como para pasar por alto esas pegas y constituye un buen resumen de lo que pasó. Evidentemente, entra de lleno en la polémica y deja de lado todas las teorías conspiranoicas que se crearon en su día y que algunas aún continúan.

Hay varios momentos en que lo escrito sobre los conflictos políticos que surgieron tras las elecciones parece que se hace pensando en  lo que pasa hoy. Así sucede, por ejemplo, cuando se habla de Miguel Ángel Rodríguez, hoy  consejero áulico de la presidenta de la Comunidad de Madrid, elaborando un vídeo para la FAES mezclando a ETA en el atentado y, desde luego, con el papel jugado por la prensa prácticamente igual al de ahora. Y por encima de todo, la deslegitimación del gobierno que salió de las urnas es la misma que se hace hoy e incluso se emplean a veces los mismos argumentos.

En fin, aunque creo que es un texto mejorable, tiene lo suficiente para que su lectura merezca la pena.

 

 

Mercedes Cabrera, 11 marzo 2004. El día del mayor atentado de la historia de España

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